2.9.13

El último vuelo de Flash Gordon

Oleo by Miles Davis Quintet on Grooveshark

Fallece en Palma de Mallorca el artista Ellis Jacobson, uno de los nuestros

No, para hablar de Ellis Jacobson no hay que referirse obligatoriamente al artista, a su obra vista en medio mundo, a su influencia decisiva en la figuración y abstracción balear. Para hablar de Jacobson hay que hablar de la vida y como enfrentarse a ella partiendo del modesto taller de luces de neón de su padre. Nacido en San Diego (al sur de California, cerca de la frontera de Estados Unidos con México) en 1925, Ellis, en principio, sólo quiso vivir la vida intensamente desde una perspectiva artística y establecerse en Nueva York, como mandan los cánones de un extraordinario dibujante, cosa que nunca pudo conseguir por las caprichosas transformaciones que regala el destino. Hasta que esas mismas confrontaciones le llevarían a Europa, primero París, Roma, luego Génova, donde asentó por primera vez su taller de inventor de colores y espacios hasta llegar a un pequeño rincón de la isla de Mallorca, La Bonanova , en 1964, y quedarse allí para siempre. Bueno allí y en Alpera (Albacete), unos años después, donde pasaría muchos veranos contemplando extasiado los abrumadores atardeceres de la estepa. “Woaw!!!” se le oía decir entre amigos. Un heterodoxo como él, que había estudiado y admirado a todos los grandes, desde Picasso hasta sus amados Georges Braque y Paul Cézanne y que había experimentado en infinidad de ocasiones el placer del viaje gustó siempre de rodearse de lo más cercano y sencillo: el amigo y la charla. Para eso, Alpera, Albacete, fueron suficientes.

Es posible que fuera verdad que la auténtica vocación de Ellis Jacobson fuera el cine, hacer cine, rodar y crear películas, herencia directa de su natural inclinación al mundo del cómic ("Cada persona tiene algo, un talento. Es un don de nacimiento", solía decir) y más concretamente a su héroe visceral: Flash Gordon o a su creador Alex Raymond . Como aquello le sonara a viaje largo y pantanoso decidió practicar profundamente su especialidad, el dibujo, y acabó entre caballetes y entre verdaderos especialistas que cambiaron sus tendencias, Fred Hocks y Donald Graham, sus maestros tutores.
El ciclo de la vida es, vuelvo a mencionarlo, caprichoso. Gracias a su apasionada dedicación al mundo del arte, las formas, los colores y definitivamente la abstracción, pudimos conocer a este tipo bueno, generoso, solidario y gran amante del jazz que un venturoso día dio con su sabiduría y su inseparable gorra de visera entre nosotros. Participar de nuestras ilusiones (el cartel de Jazzalbacete 2005) y nuestro peculiar clan de la legumbre: “"Mucha gente no se cree que somos nosotros los que creamos nuestra propia realidad. La gente no acepta que no existen los accidentes, no existen las coincidencias, no existe el azar. pero es así. Somos nosotros quienes escogemos nuestra muerte, nosotros mismos construimos nuestro destino" declaraciones de Ellis a la crítica de arte Carme Castells en octubre de 2004.


Ellis Jacobson ha fallecido hace unos días en su casa de La Bonanova (Mallorca), a la edad de 88 años, en una muerte escogida, puede ser, pero no me digáis que, en mi modesta opinión,  no fuera una feliz coincidencia que, con lo grande que es el mundo, pudiéramos haber tenido unos cuantos lugareños del páramo albaceteño la oportunidad de conocerle y tratarle como lo que siempre fue, un gran amigo.







1.9.13

Tame Impala, el delirio psicodélico de Kevin Parker


Los Discos del Año 2013. Agosto
TAME IMPALA. Lonerism



Este es un disco a deshoras. Marciano. Inesperado. De ahí su punto sorprendente y en cierto modo agradable. Cuarenta años después, Lonerism es como si oyeras ahora la continuación de canciones muy conocidas del universo beatle como I am the walrus... All you need is love... Hello goodbye...  Strawberry fields forever... Tomorrow never knows..., ya sabes, como si nunca hubieran acabado esas canciones y siguieran con aquellos folloncillos que se perdían en las ondas mientras George Martin o Geoff Emerick, vete tu  a saber quien, iban descendiendo el volumen general de la grabación (en un cuatro pistas, aún no puedo creerlo) hasta su desaparición total. Pues eso: como si no se hubieran acabado las canciones definitivamente y Kevin Parker, líder absoluto y, prácticamente único de Tame Impala, hubiera estado allí, de no haber nacido en 1986 y en Sidney, no en Liverpool o Londres, para continuarlas, para continuar la juerga.

Kevin Parker, el principal y único responsable de Tame Impala es de esos artistas que no cayeron en una marmita de ácido lisérgico accidentalmente, él se lanzó a una piscina repleta del elemento vaporoso adornándose con un doble mortal y recreándose inmediatamente después con un ponche del mismo liquido, levantando su copa por The Beatles. O por Badfinger, aquella banda que se sacó de la manga George Harrison o por The Move, Jefferson Airplane, Blue Cher...: o sea, el perfecto manual del psicodélico. O es cierto que me asaltan las neuronas más reaccionarias o es que (y esta excusa me gusta más) el pasado interesante siempre será posible.

Lonerism, para los matracas como yo, siempre será un disco divertido y, en cierto modo, original, aunque solo sea por lo que ya he contado. Viene precedido de otro “viejo” manual como Innerspeaker (2010), el primer gran pelotazo, aviso, del niño australiano y, todo no iba a ser perfecto, como éste, abusa de imprimir en demasía aquellas atmósferas frikis hasta, como decía mi madre, “ponerte la cabeza como un bombo”. Aún así, temas como Mind Mischief o  Feels like we only go backwards, justifican sobradamente la escucha o la esquizofrenia persecutoria del autor, así como hemos justificado más de una vez la obra reciente de Animal Collective y otras yerbas.