31.12.11

El nuevo viaje de Miguel Barnés

Caroline Says 1 by Lou Reed on Grooveshark


Estas son palabras, ahora apresuradas, que abren el sentimiento más cercano a una persona admirable.

A un humanista: de los inconformistas;
a un libre pensador: de los coherentes;
a un buscador, viajero: de los incorregibles;
a un socio: de los fieles;
a un idealista: de los que se trabajan los sueños...



Estas son palabras, ahora apresuradas, que abren el sentimiento más cercano a un CREADOR.


Crear, inventar, imaginar, proyectar, planificar, volar... ésa ha sido la impronta de Miguel Barnés toda su vida. Bajo esos cánones ha transcurrido toda su existencia. Siempre con la sonrisa abierta, sin titubeos ni redondeces. De cara. Visto así, hoy, sin esta despedida repentina, es como si hubiera partido con el macuto de pinceles y atriles hacia Burkina, hacia Tinduf, Bosnia, la India... hacia Berlín, tan cerca ahora de todos nosotros Berlín cuando se habla de Miguel. ¿Y si se hubiera quedado allí?.



No es nada figurativa esta jugada estratégica, inventada ahora. Nada imposible estos desafíos propios de la impotencia. Miguel va y viene. Le siguen las artes plásticas, cada vez más identificadas con él. No es casual el disparate. Miguel viaja ahora con lo mejor de su cosecha. Está en un momento dulce, el mejor que le hayamos conocido. Su última exposición en el Santa Cruz de Toledo es soberbia, la de Elche de estos días, la de Casas Ibáñez este verano con José Luis Serzo. Sí, Barnes es también The Welcome, el bienvenido; y allá donde vaya siempre será The Welcome. Lo saben muy bien quienes han convivido con él cada minuto de su vida, Silvia, Ana, Javier, Proco, Feli, Juan...toda su familia, toda su familia de sangre; y también la de la esencia de vivir en la que muchos que le conocimos sentimos. Miguel es uno de los nuestros y por eso andamos como andamos, jodidos. En todo este sinsentido permanecerá, no obstante, la tarjeta de identidad que describe a todos los creadores: él estará siempre con nosotros, con cualquier amante de las artes, lo veremos cada día, lo disfrutaremos cada día... es lo que tienen esos seres superiores llamados artistas.


Gracias Miguel,
por el brillo de cada uno de tus días.


26.12.11

Antonio Naharro abre 2012



Empezamos bien. Gracias, señor Naharro

24.12.11

Charris & Sicre: El arte conservado

Just Another Sucker On The Vine (Instrumental) by Tom Waits on Grooveshark


Lo confieso, Mateo Charris me abruma. Mis pupilas empequeñecen de repente buscando dónde posarse, dónde anidar, en qué rincón regocijarse y sacar la tortilla y el vino para pasar la tarde, la noche si pudiera. Con Gonzalo Sicre ha montado Insomnio, un espectacular montaje en el Centro de Arte La Conservera, de Ceutí (Murcia). Una completa exhibición, resultado de la estancia de ambos en Ostende (Bélgica) durante un periodo donde no existió la prisa, el agobio de la vuelta o el viaje eventual. Buscaban la carta astral de León Spilliaert, el artista belga de las “geometrías oscuras y los silencios habitados”, de los rostros alucinados y autorretratos desquiciados, del misterio. Un tipo extraño al que ambos artistas han querido rendir un homenaje, cada uno utilizando sus respectivos criterios y estilos. Gonzalo Sicre respetando el contraluz y la tonalidad sombría difundida por el modelo; Ángel Mateo Charris ordenándolo en un macuto y transportándolo a su propio mundo de brillos y sombras, del paisaje imposible y la metáfora, Charris vuelve a recomponer su obsesiva visión de los años depresivos del siglo XX (los de Spilliaert).




No me había ocurrido nunca: asistir a una exposición con el artista. Eso es jugar con ventaja. Lujo añadido, porque Ángel saca el diario de Ostende y las pinturas recobran más vida de las que ya de por sí se reflejan en La Conservera. Ambos artistas buscaron la complicidad del arquitecto Martín Lezárraga para el diseño del montaje y este abusó de todos los detalles y rincones que ofrece el museo. Arena de playa expandida en la sala para no olvidar nunca el origen del montaje, rincones hasta ahora no utilizados en La Conservera para ofrecer impresionantes panorámicas y todo el material utilizado en su realización esparcido en mesas, atriles y cajoneras. El traperío, tuberío y pincelada queda expuesto como cualquier arma de un crimen, todo ello rodeado de una obra, en mi opinión, sublime, apabullante, gigantesca, como el triple cuadro Supercalifragimetafórico, un óleo sobre lienzo de nueve metros de largo donde el propio Mateo Charris ejerce como protagonista de la visión mientras juguetea con una inmensa pompa de jabón y Lezárraga le contempla extenuado.



En realidad, contemplar Insomnio es repasar la simbología de sus protagonistas. Todo empieza desde el propio museo, una antigua fábrica de conservas rehabilitada por el arquitecto Fernando de Retes, inaugurada como Centro de Exposiciones en mayo de 2009, siguiendo con el diseño de Martín Lezárraga y luego, Spilliaert, Hooper, los claroscuros, el desencanto de la belleza, la iconografía Charris, los interiores de Gonzalo, platos alineados para una futura ceremonia, el regalo visual de un color asombroso en toda su gama de tamaños y texturas, el descubrimiento de un nuevo océano... una exhibición sobrecogedora. Una manera feliz, dignísíma, de despedir un año antipático y confuso.


20.12.11

Los Buenos, son ahora mejores

Lección magistral. Juan Carlos Rodríguez, Eduardo Fernández y Juan Andrés Descalzo dieron una lección, un repaso, a quienes llegan con el repertorio caducado y a quienes se fueron algún día -porque la vida es asín-, el pasado viernes, 9 de diciembre, en el Heartbreak Hotel (lleno a reventar). Una Browning M1919 atravesó el garito de norte a sur, de escenario a cabina, traspasó el almacén donde durmiera una noche bohemia Josele Santiago e incrustó su alimento en los meódromos de la abeja feliz. Sin reposo, sin admitir pestañeos, sin andarse con finuras de arreglos ni actualizaciones. El mismo perdigón, idéntica coplilla Kaos, mutada en un brutal escaneo.

Formidables, Los Buenos (se llamaron de otra forma -que rápidamente olvidé- por no espantar a los escépticos que ya hemos visto alguna calamidad salida del sarcófago). Demoledores y directos. Juan Carlos llegó como si lo rodearan talibanes. Sacó los mandamientos de su vieja tabla y resultaron estar en perfectas condiciones de uso. Y aquí llega la reflexión del repertorio: si una canción es buena vale para toda la vida. Lo curioso es que siendo Los Buenos un grupo para el recuerdo de nuestra historia local y vital, estos Buenos, los mismos de entonces, son aún mejores. Como si los años les hubiesen concedido el don del buqué, ese que se percibe al agitar la copa. Descalzo, el batería, dio una completa lección al más puro estilo Moon (Keith). Parecía haber estado esperando todo este tiempo para restregarnos sus baquetas por los morros: "No te enteraste", bramaba. Eduardo, el bajista, seguía, como si hubiera enlazado la última noche de Gabinete con la fiesta. Espectacular. Y las canciones Algo en mi ha hecho click o Llevé mi chica a bailar o Buenas noches mi amor (que ya incluyeron en el repertorio de República Gorila), aparecieron como recién hechas, echando chispas, como los magníficos doce minutos del arroz. El doctor Kilgore (Juan Carlos) montó su timba de descreídos y dejó las cosas claras. Keroseno en las entrañas, ya lo dije algún día al hablar de Kaos. Este viernes citado, Kaos bajó de los infiernos y se corrió una juerga con los agnósticos.

Te juro que lo he pensado últimamente; pero no, ahora sé que el pop, como yo lo entiendo, no ha muerto.

Jero Romero. Los Músicos también hacen `crowfunding´


Jero Romero se sentó aquella mañana delante del ordenador y ya no se despegó de la pantalla en todo el día. Lo apagó a la una de la madrugada, después de haber reunido, en sólo 15 horas, 10.500 euros para grabar su primer disco en solitario. El exlíder de The Sunday Drivers, celebrada banda indie de Toledo que en sus diez años de existencia vendió miles de copias de sus cuatro álbumes y se disolvió con un multitudinario concierto en la edición 2010 del Festival de Benicàssim, no esperaba un éxito tan meteórico ni en sus mejores previsiones: "Fue una cosa alucinante. No me lo podía creer. Sólo tenía el anuncio en Verkami y mis cuentas personales de Face-book y Twitter para darlo a conocer. Mis cálculos eran que rozaría los 40 días para recaudar el dinero, pero fue cuestión de horas", cuenta a Público el músico.

El plazo de 40 días era el establecido por Verkami, la web de crowdfunding a través de la que recaudó el dinero para grabar, mezclar y masterizar las 12 canciones de Cabeza de león, así como para fabricar mil CD y 500 vinilos. "Jero lo hizo muy bien", explica Joan Sala, director de Verkami. "Vio que el crowdfunding era algo más que pedir dinero, que detrás está la idea de tener otra relación con su público y ofrecerle cosas distintas".

José Miguel Marcos en Público.es