24.12.11

Charris & Sicre: El arte conservado

Just Another Sucker On The Vine (Instrumental) by Tom Waits on Grooveshark


Lo confieso, Mateo Charris me abruma. Mis pupilas empequeñecen de repente buscando dónde posarse, dónde anidar, en qué rincón regocijarse y sacar la tortilla y el vino para pasar la tarde, la noche si pudiera. Con Gonzalo Sicre ha montado Insomnio, un espectacular montaje en el Centro de Arte La Conservera, de Ceutí (Murcia). Una completa exhibición, resultado de la estancia de ambos en Ostende (Bélgica) durante un periodo donde no existió la prisa, el agobio de la vuelta o el viaje eventual. Buscaban la carta astral de León Spilliaert, el artista belga de las “geometrías oscuras y los silencios habitados”, de los rostros alucinados y autorretratos desquiciados, del misterio. Un tipo extraño al que ambos artistas han querido rendir un homenaje, cada uno utilizando sus respectivos criterios y estilos. Gonzalo Sicre respetando el contraluz y la tonalidad sombría difundida por el modelo; Ángel Mateo Charris ordenándolo en un macuto y transportándolo a su propio mundo de brillos y sombras, del paisaje imposible y la metáfora, Charris vuelve a recomponer su obsesiva visión de los años depresivos del siglo XX (los de Spilliaert).




No me había ocurrido nunca: asistir a una exposición con el artista. Eso es jugar con ventaja. Lujo añadido, porque Ángel saca el diario de Ostende y las pinturas recobran más vida de las que ya de por sí se reflejan en La Conservera. Ambos artistas buscaron la complicidad del arquitecto Martín Lezárraga para el diseño del montaje y este abusó de todos los detalles y rincones que ofrece el museo. Arena de playa expandida en la sala para no olvidar nunca el origen del montaje, rincones hasta ahora no utilizados en La Conservera para ofrecer impresionantes panorámicas y todo el material utilizado en su realización esparcido en mesas, atriles y cajoneras. El traperío, tuberío y pincelada queda expuesto como cualquier arma de un crimen, todo ello rodeado de una obra, en mi opinión, sublime, apabullante, gigantesca, como el triple cuadro Supercalifragimetafórico, un óleo sobre lienzo de nueve metros de largo donde el propio Mateo Charris ejerce como protagonista de la visión mientras juguetea con una inmensa pompa de jabón y Lezárraga le contempla extenuado.



En realidad, contemplar Insomnio es repasar la simbología de sus protagonistas. Todo empieza desde el propio museo, una antigua fábrica de conservas rehabilitada por el arquitecto Fernando de Retes, inaugurada como Centro de Exposiciones en mayo de 2009, siguiendo con el diseño de Martín Lezárraga y luego, Spilliaert, Hooper, los claroscuros, el desencanto de la belleza, la iconografía Charris, los interiores de Gonzalo, platos alineados para una futura ceremonia, el regalo visual de un color asombroso en toda su gama de tamaños y texturas, el descubrimiento de un nuevo océano... una exhibición sobrecogedora. Una manera feliz, dignísíma, de despedir un año antipático y confuso.


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