30.6.09

La cultura albaceteña del Siglo XXI


Dibujantes, escenógrafos, músicos, escritores, actores, pintores, fotógrafos... conforman un nuevo dibujo artístico en la ciudad

Hace unos meses la mañana otoñal de Valencia, junto al estadio de Mestalla, me abrió una nueva configuración de contemplar Albacete, mi ciudad.
Entonces, el Valencia C.F. andaba líder en el Campeonato de Fútbol Nacional y la ciudad levantina disfrutaba éste menester y aquella mañana además un esplendoroso y radiante sol de octubre. El escenario preparado era el idóneo para recibir el acopio de nuevas sensaciones. Allí, en la puerta principal de Mestalla envuelto en abrigo y bufanda me esperaba el dibujante albaceteño Sergio Bleda. Sergio trabaja desde hace años para la editorial francesa Soleil. Lo hace desde Valencia donde vive con Ana su mujer y donde preparaba entonces Doll´s Killer, su nuevo trabajo y la llegada del nuevo inquilino de la casa, Jorel, su primer hijo. Yo ya había comprado en Boston, Seattle y Nueva York algunos de sus cómics y sabía que estaba ante uno de los grandes de la viñeta en España. Sergio me confirmó aquella jornada entre dibujos y proyectos una realidad palpable: él mismo y una pléyade de artistas de mi tierra andaban zanganeando por el mundo y por la geografía nacional con el descaro propio de creadores consumados y autores confirmados. Después de la larga charla, los gazpachos de Ana y la conjetura del café, en el viaje de vuelta a casa, ya en el puerto de Almansa, había tomado una decisión: Resolví dar con algunos de ellos y reflejarlos en estas páginas que titulé El Brillo de los Días, quien sabe si también con el tiempo convertirlas en un pequeño manual de encantamientos.


Simultáneamente a la jornada valenciana, José María Rosa y Maria Bleda, otros albaceteños, recibían el galardón más grande que puede recibir un artista en nuestro país: El Premio Nacional, en su caso de Fotografía. Aquellos días a Joaquín Reyes y Esperanza Pedreño, humorista, actriz, salidos ambos de las catacumbas albaceteñas les veían los españoles un día si y otro también en la televisión triunfando con sus respectivas series y Andrés Alberto Gómez, otro joven paisano, debutaba en el Teatro Real de Madrid junto al gran músico internacional William Christie y su orquesta de cámara barroca, Les Arts Florissants. En Navidad veíamos una película de animación, El Lince Perdido, donde otro gran valor de la infografía internacional, también albaceteño, Juan Siquier, había trabajado concienzudamente desde Granada, donde reside en los estudios Kandor Graphics, parte de la productora Green Moon del actor Antonio Banderas. Todos ellos jóvenes albaceteños, preparados, imaginativos, audaces y dueños de la única verdad que puede mover al artista creativo: su propia obra.
















No todos, sin embargo, obligatoriamente han tenido que salir de Albacete. Eloy M. Cebrián es actualmente profesor de filología inglesa en el Instituto Bachiller Sabuco de la ciudad y Arturo Tendero jefe de estudios del mismo instituto, el Uno. Los dos son escritores y acaparan premios y reconocimientos nacionales en el mundo de las letras. Ambos coinciden en la pereza de los concursos literarios: "Es un mundo ése muy especial, lo he vivido también como jurado y la gente que se presenta suele repetir, te los encuentras en todas partes, se ramifican por toda la geografía española. La única manera de ganar premios es presentarte a todos los que se convocan y a mi eso me da mucha fatiga. Creo incluso que me perjudica, acabas escribiendo más para jurados que para el lector común", dice Eloy, pero Los Fantasmas de Edimburgo, como anteriormente El fotógrafo que hacía belenes o Bajo la fría luz de octubre son grandes obras literarias no al alcance de cualquiera, como el poemario Cosas que apenas pasan de Arturo Tendero. Conforme se sucedían las conversaciones crecía mi admiración y fascinación por ellos, por los artistas. Llegué a la feliz conclusión de padecer ésa especie de envidia sana que puede esconder, a Dios gracias no lo hace, la pelusa del perdedor, del fracasado, del resentido que reconozco en otros artistas menores de la ciudad: “Una de las cosas que nos caracteriza a la gente de Albacete es que en general tenemos bastante mala hostia y sin ella a lo mejor no hubiera sido capaz de haber escrito este libro (Los Fantasmas de Edimburgo). Yo sí lo extiendo a la idiosincrasia. Tenemos los de Albacete una actitud ante la vida bastante crítica", aclara Eloy M. Cebrián; “Los manchegos somos secos, pero luego tenemos retranca. Un manchego no es la alegría de la huerta. Somos muy gañanes”, matiza Joaquín Reyes para cerrar el tema.


Las basuras, el desecho, los contenedores que sigue utilizando ejemplarmente el pintor Fernando López para crear arte son más una declaración de intención social que el motivo puntual de su obra. Fernando siente que la vida se escapa, se disuelve sin que hagamos nada por sacarle su jugo natural que despreciamos arrojándolo a una bolsa de plástico negro. Fernando también reside entre albaceteños y ésa es nuestra suerte. En la visita a otro pintor, Miguel Barnés, ahora residente en Berlín, me quedo con el suelo de su estudio: una obra de arte conceptual, inanimada, a la manera de Fernando López. Se lo digo a Miguel y se ríe porque también ha pensado alguna vez lo mismo, “¿y qué hago para representarlo? –se descojona-“. En la selección también encuentro al hiperactivo que busca el aire y el brillo de cada día. Se llama Joaquín Pascual al que los acordes, las notas, los arreglos, las producciones, se le están desconchando por el estudio. No da abasto y necesita almacenar las ideas. Me lo dice justo en el momento en que se le ocurre otra nueva. Incorregible el Membri. Desde los tiempos del grupo Atlanta, y de eso hace mucho, los ochenta, no ha parado: Surfin Bichos, Mercromina, Travolta incluidos, además de una larga nómina de bandas nacionales en los que ha trabajado como músico y productor. El Membri quiere parar un año, pero, lo sé, su cabeza y su impulso no van a estar por la labor. A Juan Carlos Gea lo encuentro en Gijón. Acaba de estrenar libro de poemas, Occidente, y compruebo su eficaz asentamiento en la villa como promotor de ideas y su irrefrenable y compulsiva tendencia a la creatividad literaria: "Occidente viene a ser un largo ajuste de cuentas en verso con mi espacio y con mi tiempo: el espacio y el tiempo de mi biografía y el espacio y el tiempo de la porción de historia que me corresponde vivir".












Le imito. Es la sensación que ahora tengo pasados los días del otoño, del invierno y de la primavera. Éste es mi espacio ahora. Éste es mi tiempo. Hablar de mis nuevos modelos de comportamiento artístico, como en su día lo fueron José Luis Cuerda, José Antonio Lozano, Antonio Martínez Sarrión, Alfonso Quijada... Quiero conocerles, como a María Bleda y José María Rosa, aunque vivan en Londres, aunque sea a través de una pequeña pantalla de ordenador. Al fin y al cabo tenemos algo en común: Albacete. Son los premios actuales de fotografía en España, pero han vivido y se han criado entre nosotros, entre nuestras calles, quioscos o entre esas horribles plazas que nos regaló la especulación, el desprecio y la indiferencia. Ellos son fotógrafos y son autores de series como Campos de Fútbol, Campos de Batalla, Ciudades y Origen y no son nuevos en esto de los reconocimientos. Han desarrollado su carrera profesional en Valencia y Londres, y sus obras se encuentran en las colecciones del Museo Reina Sofía, MUSAC, Centro Galego de Arte Contemporáneo o el Museo de Arte Moderno Colliure. La desolación que muestran en alguna fotografía es la misma que yo experimentaba de pequeño cuando llegaba al barrio Las Cañicas a jugarme el honor futbolístico de mi barrio. Bleda y Rosa cambiaron la calle Albarderos por Oxford Street: "Vinimos por que era algo que siempre quisimos hacer –dicen-. Nuestros compañeros de estudios siempre utilizaron las becas para viajar y conocer mundo mientras que nosotros las empleábamos para producción de obra. Al final vivir una temporada fuera se nos quedó pendiente. El año pasado nos lo planteamos seriamente: o lo hacemos ahora o no lo vamos a hacer".


Engracia Cruz sin embargo vive aquí, pero también ha experimentado un cambio sustancial en su vida: "Sí, Ahora he querido cambiar el guión de mi propia vida y he invertido los papeles: en mis ratos libres del teatro dibujo casas". Engracia era delineante de profesión pero también directora teatral, escenógrafa, constructora de títeres, ayudante de dirección y monitora de cursos y talleres escénicos. Ahora es la novia de Hamelín, el encantador de sueños y es tan feliz como los muñecos que mueve. Como Andrés Alberto Gómez dando conciertos de clave en Paris o como Miguel Barnés exponiendo en Berlín o Esperanza Pedreño estrenando película en la Gran Vía madrileña.

La tarde de verano se cae y recuerdo mi cita otoñal con Sergio Bleda. 35 semanas transcurridas donde he jugado con la memoria más reciente del arte albaceteño. Se han quedado muchos más en lista de espera. Algunos les tengo atrapados en mi propia red, otros estoy a punto de descubrir. Presumo que es una experiencia impagable y empiezo a impacientarme por la llegada del otoño. Volveré a estas páginas, volveré a estar más cerca aún de mi ciudad, Albacete, ésa que muchos utilizan para uso personal y cuya auténtica identidad, el pensamiento, la obra gráfica, la música, la imagen fija, la fantasía, aplican a una indolencia que a veces asusta. Los artistas de una ciudad son los espejos donde nos veremos cuando ya no seamos más que polvo en el tiempo.



Fotos y gráficos JAF.
Imagen 3D de la vieja serrería del Puente de Madera: Juan Siquier

El Brillo de los Días. Publicado en el diario La Verdad de Albacete. 28/6/2009.

29.6.09

Chickenfoot, ¿vuelven los supergrupos de rock?



La banda presenta su único concierto en España el próximo 1 de julio en Madrid


Es la vieja historia del rock: rodar, rodar en torno a una farola hasta encontrarse el trasero (Rock and Roll). Joe Satriani, el guitarrista por excelencia lo ha vuelto a hacer, como una vez lo hiciera otro ilustre guitarrista al que ya le resuena la rutina y se le van cayendo las notas de pura incontinencia, Eric Clapton. Clapton lo hizo con Blind Faith, más que con Cream, y en aquel año, 1968, revolucionó el mundo del rock: "Ola de deserciones en el rock británico", decían los tabloides entonces. Hablaban de Traffic, de Cream claro, de Family, de Yardbyrds, Band of Joy, Small Faces, The Herd, Spooky Tooth... excelentes grupos que de pronto quedaron huérfanos de sus líderes. En California ocurrió algo parecido pero menos traumático porque en esos años todo estaba aún por hacer y además todo el material humano sobresaliente se lo quedaba Frank Zappa. Si The Byrds perdía a David Crosby y Buffalo Springfield a Stephen Stills y Neil Young, los británicos Hollies lo sufrían con Graham Nash y ahí estaba la noticia: otra legendaria banda inglesa destrozada. De aquella mítica revolución brotarían los mencionados Blind Faith (flor de un día), Led Zeppelín, Humble Pie... Crosby, Stills, Nash and Young. La rueda siguió rodando en cada década con imitaciones más o menos acertadas y ahora el gran Satriani vuelve a resucitar el concepto mediático con su extraordinario combo formado en torno a un nombre algo chiripitiflautico: Chickenfoot, dejadme traducirlo por Patapollo.


La banda
Joe Satriani, ya se ha dicho, es un guitarrista portentoso, exuberante y siempre dado al lucimiento personal. Así me lo pareció al escuchar hace muchos años su Surfing with the Alien: a una digitalización imposible se le unía el énfasis del trueno, la fanfarria, los fuegos artificiales y una inequívoca tendencia a la enseñanza: "Dejad que los heavys vengan a mí". Satriani explica ahora que siempre ha querido ser el guitarrista de una gran banda. Simplemente el guitarrista, no el figura. Desde luego no lo predicó con el ejemplo porque en The Extremist o Super Colosal siguió insistiendo en su instinto épico que cepillaba invariablemente con sus sonoras colaboraciones con Mick Jagger o Deep Purple y hasta con algún curso acelerado impartido a otro de los últimos guitarristas grandes Steve Vai. "Pero todo era por casualidad, -dice-, nunca planeé ser un instrumentista. Durante todo este tiempo lo único que quise ser es parte de un grupo de rock grande liderado por un vocalista. Tenía ofertas, pero nada que me integrara. Hasta ahora, hasta Chickenfoot". Parece cierto lo que afirma al escuchar algunas de las canciones del álbum de presentación. Una grabación impecable manejada por un guitarrista excelente, increíble pensar que ése sea Joe Satriani. Mucho más comedido, contenido, con un gusto exquisito por la profundidad y la base rítmica. Da la impresión que en el estudio hay alguien contratado para soltarle con un mazo si se desboca. Claro, cuenta con la compañía de otros dos pesos pesados del rock: Michael Anthony de Van Halen (hasta el gorro de Eddie) y Chad Smith, batería de Red Hot Chilli Peppers, más acostumbrado a estos menesteres con John Frusciante o Dave Navarro. Un cañón. La banda suena como un trueno. Hasta Sammy Hagar, "el rojo", aquel cantante que tuvo los bemoles de sustituir a David Lee Roth en Van Halen anda más distinguido. Será la edad, que le ha otorgado alguna economía de voz, aguardentosa y tabaquera. Si tuviera que rebatir a alguien sería a él, pero aquí entran los gustos personales y los míos siempre han objetado a los cientos de imitadores que le salieron a Robert Plant en el género. Soy de los que piensan que los vocalistas del rock brutote no han tenido que cantar como Plant, como Ozzy Osbourne o como Ian Gillian por decreto, para algo está la rebeldía de los códigos rockeros. En fin, soy más de Paul Rodgers (Free, Bad Company), Anthony Kiedis (Red Hot), Chris Cornell (Soundgarden), hasta el Jack White de The Racounters...

Epílogo
Chickenfoot estarán el 1 de julio en el Palacio de los Deportes de Madrid. Será su único concierto en España y una categórica vuelta de tornillo al rock, incluso al movimiento mediático que acompaña a éste designado supergrupo, con la inevitable comparación a sus inmediatos antecesores Audioslave, Velvet Revólver, The Good, The Bad and The Queen, Tinted Windows y a cientos de bandas que con mayor o menor suerte han querido jugar a algo tan delicado como autodenominarse Supergrupo.

Por cierto, en Chickenfoot nadie a dejado a nadie abandonado a su suerte como ocurrió en aquel "desastre" de la música británica de los sesenta. Chickenfoot son cuatro extraordinarios músicos eremitas cuyo destino estaba escrito en los versos bíblicos del Rock and Roll.


El Brillo de los Días. Publicado en el diario La Verdad de Albacete. 21/6/2009

15.6.09

Andrés Alberto Gómez, la llamada del clavecin


el músico albaceteño estrena dos nuevas grabaciones y actúa en Nantes

Llanos y Andrés, sus padres, lo anunciaron así cuando nació el pequeño: "Hemos tenido un clavecinista". Lógico, no todos los días uno tiene un niño que con la edad, pura adolescencia, acogería el clavecin como método de vida, ése instrumento musical con pinta de mueble de la Casita del Labrador en Aranjuez con teclado y cuerdas pulsadas al que muchos llaman clavicémbalo o simplemente clave. Andrés Alberto Gómez Rueda (Albacete, 1978) acaba de estrenar dos nuevos discos con el clave como protagonista y ésta semana, el pasado jueves, actuaba en el Festival Printemps des Arts de Nantes. Los discos están protagonizados por su propio grupo de música renacentista La Reverencia, "La vida deste mundo", un cancionero hispano del Renacimiento y el estrenado en solitario con el clave "Docere, Movere et Delectare" interpretando composiciones de Buxtehude, Weckmann, Böhm, Froberger, Pachelbel, Karges y Bach. 2008 fue un año agotador para el joven músico albaceteño que ha tenido que compaginar aeropuertos y conciertos con grabaciones y sus clases de clave como profesor del Conservatorio Profesional de Música de Murcia. En uno de esos conciertos, Andrés Alberto conoció y trabajó junto a su ídolo de toda la vida el clavecinista norteamericano William Christie, director de su orquesta de cámara barroca, Les Arts Florissants. Fue en el Teatro Real de Madrid: "Tocar con Les Arts Florissants ha sido lo más importante que me ha pasado en mi vida y con William Christie que es una leyenda. Estuve el año pasado un mes entero junto a él. Es como si en jazz te pasas un mes con Miles Davis. Una recompensa. Cuando valoras todo eso te reconforta de esfuerzos y sacrificios". Andrés terminó sus estudios de clave y música antigua en el Real Conservatorio de La Haya (Holanda) como alumno de Jacques Ogg y en la Escuela Superior de Música de Cataluña, E.S.M.U.C. como alumno de Béatrice Martin, obteniendo matrícula de honor y felicitación del jurado.

Los comienzos
En un entorno familiar cómodo y placentero el joven Andrés Alberto se crió en el silencio del extrarradio albacetense, rodeado del cuchicheo de las calandrias y el profundo aroma del libro estrenado (su padre es escritor). Su inmediato antecedente musical data de Ana y Julia, sus primas, aplicadas pianistas entonces en uno de los conservatorios de música de Albacete, donde él mismo dio sus primeros golpes de teclado. Allí le llevaron sus padres sorprendidos de la habilidad con que el pequeño Andrés imitaba las notas de las canciones populares en un pequeño teclado electrónico que le habían comprado: "Escuchaba una melodía y la sacaba al instante -dice ahora recordándolo- Todavía me sorprende la facilidad que tenía para hacerlo con diez años. Me acuerdo que en ésa época había una película, El Piano, de Jane Campion con música de Michael Nyman, que conseguí interpretar, el disco entero, de oído. Ponía el magnetofón, escuchaba la pieza e intentaba copiarla corrigiendo los errores de notas y acordes. Me sorprende porque cuando posteriormente aprendí a leer música y me compré la partitura alucinaba porque era exactamente igual a como yo la tocaba; todas las notas que yo había aprendido de oído estaban en aquella partitura". Andrés, tras un productivo acercamiento al piano en el Liceo Arturo Moya acabó matriculado en la institución pública: "Aquellos primeros años fueron muy amargos, incluso estuve a punto de dejarlo todo, estuve un año entero sin ir al conservatorio porque desafortunadamente tuve muchos cambios de profesores, algunos muy buenos, pero también con gente que me quitó la ilusión. Estuve sin ir a solfeo, sin ir a piano...muy mal. Hasta que afortunadamente caí en las manos del profesor Jesús Manuel Valenciano que me hizo uno de los grandes favores de mi vida: llevarme a Valencia a conocer a otro pianista con el que él estudiaba, Patricio Pizarro".

Las claves
Pizarro realizó impecablemente el papel melodramático de viejo profesor retirado y recluido en un antiguo caserón con sus instrumentos, sus recuerdos, dedicado exclusivamente a la pedagogía musical. Un tipo muy interesante. Tenía varios pianos y dos claves. Al joven Andrés Alberto le parecieron a simple vista muy estéticos. El chico llevaba, siempre hay que hacerlo cuando visitas la casa de un profesor, una partitura preparada por si tenía que tocarla, las Variaciones Goldberg, de Juan Sebastián Bach (1742). Tocó al piano ante la presencia de Valenciano y Pizarro y el veterano profesor le propuso tocar a Bach en uno de los claves que tenía: "Cuando toqué por primera vez aquel clave pensé inmediatamente que ése iba a ser el instrumento de mi vida. Pizarro pensó exactamente lo mismo porque me dijo "dedícate al clave y deja el piano". Al acabar la selectividad con excelentes notas y ante la sorpresa de sus progenitores que auguraban alguna carrera productiva para el chaval Andrés Alberto les confesó que lo que quería realmente era estudiar música. " Mi padre me dijo que si quería estudiar música debía pasar en el piano el mismo tiempo que tendría que pasar en la universidad, siete horas como mínimo. Aquellos años los recuerdo muy gratamente en mi casa: por las mañanas, desde primera hora, mi padre estaba en su despacho del piso de arriba escribiendo y yo en el piso de abajo estudiando y tocando el piano y ya el clave que me habían comprado". Patricio Pizarro en Valencia y el excelente clavecinista madrileño Tony Millán guiaron sabiamente los pasos del joven músico hasta su ingreso en el Real Conservatorio de La Haya donde tuvo que superar los durísimos exámenes de ingreso y permanencia durante los cuatros años de carrera: "Todos estos años fueron ajenos al conservatorio y dedicados al clave privadamente. Eso me ha dado una impresión de la docencia mucho más amplia que la de una persona que sólo haya estudiado en un conservatorio. Creo que donde menos música se hace es en el conservatorio y donde más música se aprende es en casa de un buen músico o profesor. En casa del profesor vives el mundo del artista, respiras su música, sus instrumentos, sus partituras, resuelves tus dudas. En el conservatorio tu entras en un aula, tienes tu hora semanal y ves que muchos de tus compañeros van por obligación. Por obligación haces exámenes y otros ejercicios que pueden no interesarte mucho o nada. Con el profesor, a mi me gusta llamarle simplemente músico, puedes estar desde una hora hasta momentos donde el tiempo vuela, las horas, porque estás en otro universo, el que has elegido. Había veces que con Tony tenía que salir corriendo porque se me escapaba el tren a Albacete".

El presente
Aún, bajo la influencia siempre de ése ambiente familiar que ha marcado sus pasos, cálido, bucólico en tantos momentos, cercano y de apoyo incondicional Andrés Alberto siente la constante llamada del clavecin, su fascinante sonido novelesco, romántico, que algo tuvo que influir en su encuentro con Paloma Gallego, la joven soprano que forma parte de su grupo La Reverencia, especializado el quinteto en la música del Renacimiento. Con ella consiguió, si algo faltaba para completar un ciclo vital envidiable, el equilibrio necesario para acometer una vida de verdadero artista consagrado que le lleva con sus compañeros, por ejemplo, a una charla informal con la Reina Sofía en Atenas reclamados allí por la soberana a un concierto privado en la misma casa del embajador con motivo de la visita de una representación española a la inauguración de una exposición de El Greco en la capital griega: "Al músico hay que comprenderlo -dice-. Al músico le alimenta el arte. El artista necesita su espacio, sus "ausencias", la pasión te abstrae, vives en tu propio mundo interno. Con Paloma he tenido mucha suerte en eso. O una persona así o nada".

En estos días, Andrés Alberto Gómez estrena dos discos impecables, cumple su compromiso como solista en Francia y vuelve para casarse con Paloma. Por un día, el clavecin puede esperar.

Discografía de Andrés Alberto Gómez

DE AMORES Y LOCURA, La Reverencia, 2005
INSOLITO ESTUPOR, Forma Antiqva, 2006
DIEGO ORTIZ, La Reverencia 2007
DOCERE, MOVERE ET DELECTARE, Andrés Alberto Gómez, 2008
MEYSTER OB ALLEN MEYSTERN, Tasto Solo, 2009
LA VIDA DESTE MUNDO, La Reverencia, 2009

L´ORFEO (DVD), Les Arts Florissants, 2009

El Brillo de los Días. Publicado en el diario La Verdad de Albacete. 14/6/2009.

14.6.09

Música Antigua


La Reverencia, música del Renacimiento

La música del Renacimiento considero que es la mejor música que se ha hecho en España. Fueron años en que España ocupaba una posición muy importante en el mundo y eso repercutió en la música y en la calidad de la música. Personalmente me atrae mucho más la música del Renacimiento, la del siglo XVI, que la música barroca de los siglos XVII y XVIII. Lo que ocurre en el Renacimiento es que hay muchas composiciones anónimas. Se reúnen en Cancioneros. Aún así, mi compositor preferido de esa época es Garci Sánchez de Badajoz del que sólo se conservan tres piezas y están en el Cancionero de Palacio. Una música que me embelesa. Luego están también Victoria Guerrero, algunos vihuelistas como Diego Pisador, para clave Antonio de Cabezón y la música polifónica, vocal, que tuvo más preponderancia que la instrumental. A veces la instrumental se convertía en polifonías. La diferencia no era tan grande como ocurrió después con el barroco.
En ésta música España quiso imitar mucho a los italianos cuya calidad en las composiciones sobrepasaban al resto del mundo, creo que no lo consiguió. El término música antigua no se ha inventado ahora. Ése término ya en el barroco los franceses utilizaban esa expresión: "musique ancienne" para referirse a la música de los griegos. Esa idea de una música anterior que merecía la pena, que tenía un significado muy importante para toda la cultura y artistas de la época se ha retomado ahora como música antigua.
Yo pasé mucho tiempo haciéndome la misma pregunta: ¿Cómo poder definir la música antigua?, hasta que un prologo del músico Macario Kasner sobre música española para tecla dio la definición que para mi fue concluyente: "La Música Antigua es toda aquella música cuya tradición interpretativa se ha visto interrumpida". Nosotros hoy nos referimos al Barroco o el Renacimiento como música antigua porque ésa tradición interpretativa se interrumpió. Seguramente dentro de dos siglos se refieran a la música antigua como a la música de Los Beatles. Nosotros, los músicos, de todas formas no utilizamos esa expresión, somos mucho más prudentes y nos referimos a ella como música renacentista o música barroca. Se suele utilizar más como concepto popular. Antigua y contemporánea son términos que avanzan conforme avanza la historia, no son términos estáticos. Por cierto, el clave se sitúa más en el barroco que en el renacimiento.
por Andrés Alberto Gómez

10.6.09

El año que murieron los Rolling Stones


el 3 de julio se cumple el 40 aniversario de la muerte de Brian Jones


The Rolling Stones, la banda de rock más importante y longeva que jamás haya existido, se han convertido a lo largo de los últimos 40 años en una pesada maquinaria empresarial dedicada a explotar un producto cuya manufacturación fue definida con carácter perpetuo e irrevocable por dos de sus tres creadores, Mick Jagger y Keith Richards, cansados de ir a remolque de unas "confusas tendencias" que definirían la década de los sesenta del pasado siglo como la más creativa y decisiva de la era del rock. Lo que siguió a la muerte de Brian Jones fue un usufructo abusivo de Little Queenie, por ejemplo, un tremendo rock and roll de Chuck Berry que los Stones aplicarían a la mayor parte de su futuro repertorio.

 



En 1969, Jagger y Richards retomaron con decisión la vieja fórmula que les lanzó: el rhythm and blues, dotándola de una presencia de sonido descomunal y rodeándola de una descarga de fuegos de artificio y formidables espectáculos visuales que ocultarían en parte la continua reiteración de un repertorio excesivamente cargado de tópicos que no tardarían en cansar a muchos de los que habían sido incondicionales desde que en 1965 comenzaran a escribir la propia historia del rock and roll. Los temas brillantes comenzaron a escasear desde el exquisito Sticky Fingers, en 1971 y la casual experiencia de Exile on main street, en 1972, grabado en una sola toma en un hotel de la Costa Azul cargados de alcohol y estimulantes hasta las orejas. Para entonces ya había muerto Brian Jones, el miembro más creativo y original de la banda que él mismo reclutó en 1962, rastreando en los clubes de blues y jazz que proliferaban en Londres hasta debutar en el mítico Marquee el 12 de julio de ése mismo año con un repertorio repleto de canciones de los viejos ídolos de cada uno, Chuck Berry, Fats Domino, por parte de los jóvenes Mick y Keith, Elmore James, Robert Johnson, Muddy Waters por la del fundador Brian Jones. El toque definitivo lo aportó un tipo como ellos, con los mismos principios y con los pocos escrúpulos que daba su misma edad, Andrew Loog Holdam, quien convertido en su primer manager en un momento dado dio con la fórmula de su eterno éxito: “Busca algo que haga temblar a los adultos e inmediatamente tienes en las manos un éxito garantizado” (Elvis Presley, Jimi Hendrix, Frank Zappa, nunca falla).

Brian Jones fue el alma de aquellos Rolling. Hay un antes y un después de Brian Jones en la historia de los Rolling Stones. Mick Jagger, Keith Richards y Charlie Watts se encargaron de despedirle un mes antes de que la pandilla de albañiles que andaban maqueando su casa lo encontraran flotando en la piscina. Tuvo que ser un trago amargo para sus compañeros de aventura tener que echarle en cara su falta de implicación en la banda en aquel tiempo, hace ahora 40 años, pero es que para ése entonces Jones ya no estaba por los Stones.

Habían pasado demasiadas cosas para desmotivarle, entre ellas un enojoso asunto de faldas con su novia la actriz Anita Pallemberg, que prefirió la compañía de otro Stone, Keith Richards, en un viaje de placer que los tres hicieron a Túnez. Pudo ser la gota que colmara el vaso porque, y éste es el trasfondo del asunto, ni a Jagger ni a Richards le interesaban ya las dudosas inspiraciones de Brian empeñado en la búsqueda de nuevos sonidos en la onda psicodélica que triunfaba entonces, sobre todo desde el descalabro del álbum `Their Satanic Majesties Request´, ni a éste la pertinaz insistencia de los jóvenes compositores stonianos en rescatar la herencia del Rhythm and Blues para intentar vigorizarlo con ése sonido de metralla pesada que no abandonarían nunca.


Brian Jones, cuya madre era profesora de piano guardaba una ilustrada relación con la música porque el padre, ingeniero aeronáutico, era igualmente un gran aficionado al jazz. Brian lo tocaba todo y tenía una extraordinaria capacidad para incorporar a su repertorio cualquier instrumento por muy extraño que fuera. Ni siquiera en su común acuerdo por el blues o el jazz coincidían: a Brian le encantaba Charlie Parker y por eso adoptó el saxo alto como primer instrumento. En realidad, después de los primeros elepés de los Rolling a Mick Jagger y Keith Richards terminaron por aburrirles ya aquellas viejas canciones con las que les salieron los dientes en el viejo Crawdaddy, el club que más frecuentaron en Richmond, pero poco después también se cansarían de los primeros éxitos que lograron como compositores: "La idea de presentarnos en un escenario y tocar `Sattisfaction´, `Paint it black´, `Jumpin´Jack Flash´ y media docena más no puede decirse que me atraiga demasiado" le decía Mick a Jonattan Cot de la revista Rolling Stone en 1968. A Jagger le contrariaban aquellos primeros impulsos creativos: "Between the buttons´ no me gusta demasiado, algunas de aquellas canciones son reflejos de un día y de unas cuantas niñas estúpidas que me estaban atacando los nervios, Sobre `Satanic Majesties´, (un álbum revolucionario en su época) no hay absolutamente ninguna idea especial detrás de él", confesaba. Parece que el único que disfrutó con aquellos discos fue Brian, en donde expusiera su tremendo arsenal creativo y musical; entre otros muchos instrumentos que dominaba fue quien enseñó a manejar la armónica a Jagger: sólo por el rendimiento que le ha dado a Mick aplicarla en cada blues debería estarle eternamente agradecido.


Pero a finales de la década, Brian Jones ya buscaba grupo, algo que no se ha dicho suficientemente. Había hablado con Steve Marriot de Small Faces y se había estrenado con Jimi Hendrix en los estudios Electric Ladyland grabando una jam que nunca sería editada, `My Little One´, la banda era un cañón: Jimi Hendrix, Dave Manson de Traffic, Mitch Mitchell y el propio Brian tocando sitar y percusiones. Fue su último combo en estudio. El 3 de julio de 1969, día de su muerte, significó el portazo definitivo a la época dorada de los Rolling Stones: "Si a los Rolling les queda algún sentido de la elegancia se matarán en un accidente aéreo tres días antes de cumplir treinta años", había sentenciado un fanático de ellos, el crítico americano Nick Cohn, en 1968.


LA COCINA DE BRIAN JONES
Algunos aportes creativos de BJ a la música de los Rolling Stones


En `Please go home´ presenta un aparato, hoy tercermundista, llamado Theramin, una especie de oscilador de sonidos inventado en 1920 por el físico ruso Leon Theramin que controlaba la frecuencia de sonido con una mano ayudado por una antena ultrasensible y con la otra le daba al volumen, una virguería que se empleaba mucho en las primeras películas sonoras de terror y que hiciera famoso Brian Wilson de los Beach Boys en el tema `Good Vibrations´.
Más reconocible y exquisito es el acordeón que emplea en `Back Street Girl´, un texto duro que Brian convierte en un paseo por el Sena;
La impecable flauta de `Ruby Tuesday´,
El dulcimer y el clave de `Lady Jane´,
La marimba de `Under my thumb´,
La guitarra slide de `No expectations´,
Toda la parte de teclados electrónicos de `2000 Man´,
El melotrón de She´s a rainbow y `We love you´, donde por cierto hacen coros por propia influencia de Brian, John Lennon y Paul Mc Cartney (Brian tocaría luego el saxo alto en `You know my name´ de los Beatles).

Discografía de The Rolling Stones con Brian Jones
1964 The Rolling Stones (England's Newest Hit Makers). ABKCO
1964 12 X 5. ABKCO
1965 The Rolling Stones No. 2. Decca
1965 The Rolling Stones, Now!. ABKCO
1965 Out of Our Heads. ABKCO
1965 December's Children (And Everybody's). ABKCO
1966 Aftermath. ABKCO
1966 Got Live If You Want It!. ABKCO
1967 Between the Buttons. ABKCO
1967 Flowers. ABKCO
1967 Their Satanic Majesties Request. ABKCO
1968 Beggars Banquet. ABKCO1969 Let it Bleed. ABKO

El Brillo de los Días. Publicado en el diario La Verdad de Albacete. 7/6/2009.

Interacciones. El triángulo ordenado

De izquierda a derecha Silvia Molina, Lucía Gómez y Marga David. Foto: Ziugy

Éste jueves, día 4 de junio, el Centro Cultural de la Asunción abre su portón en el Callejón de las Monjas a una experiencia conjunta de tres artistas a las que la providencia quiso unir en técnicas y conceptos dejando para un mes, junio, y un año, 2009, que ése nexo creativo tuviera su punto de encuentro.
Lucía Gómez comprendió el grabado desde siempre. Lo trabajó en su estudio hasta ganar un dominio suelto y caprichoso, llegando a un cierto embaucamiento cuando lo aplicó a las formas extrañas del bosque. Soltó colores y ambientes embrujados y disfrutó al ver que Silvia Molina venía trabajando en prácticas similares, aunque en su caso dándole más libertad a los pinceles. A Silvia le ponen las ramas crispadas, los garabatos imposibles que aparecen del tronco estremecido, el juego de imágenes aplicadas. Cuando descansa de ello le viene un tormentón. Marga David es dada a la escultura, aunque también va sobrada en cerámica. Como a sus compañeras, la experiencia y la práctica le han llevado a la travesura, en su caso al esmalte descriptivo, al modelar antojadizo de la hoja y el tablón extraviado. Siempre el bosque, en todo caso el árbol. Diego Gómez insiste en ello, el triángulo, en la presentación del catálogo: árbol, hombre, obra/ madera, tierra, metal...Lucía, Silvia y Marga, el triángulo ordenado. Recomendada



El Brillo de los Días. Publicado en el diario La Verdad de Albacete. 31/5/2009.

8.6.09

Bienvenidos a Neverland


Celebrada con éxito la X Feria del Humor Callejero en Leioa (Vizcaya)

Y llegaron de todos los confines del mundo. Con sus carromatos de filibusteros, malabaristas, coches voladores, bufones y aquel gran velocípedo disfrazado de flor itinerante. Alcanzaron una pequeña aldea poblada por irreductibles vascos resistentes todavía y siempre a la trivialidad de la rutina y fue que en Leioa todo se colmó en fantasía. Neverland se hizo realidad durante cuatro días en la X Feria Internacional del Humor Callejero.



El teatro en la calle es una de las formas más antiguas de la representación escénica. En estos tiempos viene a ser como escarbar en las raíces de cualquier ceremonia utópica, manteniendo al mismo tiempo la tradición oral, artística, gestual, a ojos de cualquier vecino. Lo sabe bien el conductor profesional de un camión de butano que, un ejemplo, tuvo que introducir ubicada entre las bombonas de su vehículo a una gentil ciudadana corista eventual del Teatro Gestual de Chile como parte improvisada del número "Fisura-2". El guión, reescrito cien veces sobre la marcha; la sorpresa, para todos, su entrada descabellada en el espacio urbano; la interpretación realizada exitosamente sin aviso previo. Para la dama espectadora, el minuto de gloria más inesperado. El teatro en la calle.


Marie Anne Dirckx, la chica del gran triciclo recogía cada mañana la luz del sol dejando un rastro perfumado a su paso. La acróbata belga lucía su exuberancia sobre unos zancos que apoyaban el vibrante pedaleo de su triciclo a ritmo de La Lupe (La vida es puro teatro...) y Prodigy. Mostraba el encanto de toda una vida ligada a la danza con gesto serio y trascendente. Mientras, otro centroeuropeo, Pierre Pilatte, un tipo aparentemente normal, salía de si mismo para encontrarse de cara con la rutinaria vida del caminante. En realidad se enfrentaba a una inquietud permanente que le corroía. A veinte metros de aquella desolación personal comienza la carrera del siglo: los vehículos mas estrafalarios que uno pueda imaginar, no cuento sus pilotos, recorren la ciudad con el único objetivo de llegar primeros a la meta. No hay meta, al menos yo no la vi. Son Artea- Iniciativas Aragón. Los mismos que otro día inventan la "provocanción", o sea, provocar y cantar desde sus colosales pajaritas de colores. La locura escenográfica de la feria la explica Alberto García, coordinador de éste singular viaje a ninguna parte: "Intentamos el máximo abanico de disciplinas, teatro, circo, música, performances, danza vertical, danza horizontal; que halla lo que en las salas no existe: la fusión de todas las técnicas en un propio y único espectáculo que es la misma calle. No hay cuarta pared, no existe".

En la Plaza Errekalde de Leioa se eleva la única carpa cerrada de la Feria. Inmaculadamente blanca alberga a quince únicos espectadores (por sesión) destinados a prescindir de uno de los sentidos más preciados, la vista. En compensación, a potenciar al máximo el resto de las percepciones sensitivas. Nos incita a descubrir el mundo como si fuera otra vez nuevo. Olemos, tocamos, gustamos y oímos hasta acabar en una especie de viaje hacía uno mismo con explosión final en la Odisea Espacial de Kubrick. Ados Teatroa le llama a éste éxodo Emotikon. Después de semejante experiencia se necesita un pequeño tiempo de reavivación sensorial, unos minutos de readaptación al fastuoso espectáculo de la cerveza en la calle. No hay problema, aparecen los chicos de Business Class del murciano Nacho Vilar. Son una especie de homeless que pescan en las papeleras, limpian los coches, hacen la colada, recogen colillas, te montan una faena taurina y bailan finalmente entre fuegos de artificio. Otra sorpresa reservada para el turista accidental. Como los dos pimpollos franceses (Banc Public) que se disputan una pelota en un banco del parque tras un rato sin dirigirse la palabra. Como otro par de angelitos, literal, (Ganso y Cía) que van a la deriva por la calle buscando la manera de regresar al cielo. "Trabajar en la calle es duro -sigue contando Alberto García-, la gente que trabaja en la calle ha aprendido a aprovechar todo lo que pasa, es decir, desde un perro que se cruza, una mosca que molesta, un público que si no le enganchas da media vuelta se va y no pasa nada. Más difícil que en una sala, porque allí, como público, nada mas por el hecho de haber pasado por taquilla te sientes más obligado a finalizar el show. En la calle el artista tiene que mantener la concentración del público al máximo".



Algunos espectáculos despiertan alguna conciencia perdida, como el de Javier Leoni, Maletas de ida y vuelta sobre la emigración extremeña, profundo y emotivo; La admiración, en unos minutos bellísimos en cámara semi-oscura con El Retrete de Dorian Grey, una exhibición increíble de sus dos protagonistas con un par de globos (Jacques Brel en la banda sonora); los ganadores del Certamen, Industrial Teatrera con Rojo, un espectáculo de clown con acciones circenses cargadas de sueños y sugerencias. En total 49 compañías y 55 espectáculos, de los cuales muchos de ellos fueron estreno riguroso en Leioa: "Hay mucho riesgo -dice finalmente Alberto- al ser tanto estreno porque en algunos casos nos ha llegado sólo una sinopsis de no mas de cuatro líneas, pero tenemos la obligación de apretar a las compañías para que presenten, estrenen, espectáculo aquí. También en los temas tratados. Queremos que salgan a relucir en los contenidos los problemas de la calle: ahí están los temas de xenofobia, maltrato a las mujeres, la opresión social, el consumismo, el paro, el mendiguismo... queremos que sea una realidad social tratada de diferentes formas, desde la más dramática hasta la más cómica, pero que cuando acabe el espectáculo pienses interiormente `de qué diablos me estoy riendo".



Cae la noche y Alfonso, el buhonero (Musical Sport), se sienta frente a una pequeña hoguera, enciende sus candiles y, mientras come un trozo de queso y bebe unos tragos de su porrón, comienza un fascinante relato. Termina haciéndose un café al amor de la lumbre y recoge todos sus cachivaches que han servido para comunicarse con el público durante el día.

Mañana será otra jornada en Neverland.



LOS PREMIOS DE 2009
Premio al Mejor Espectáculo Callejero de Euskadi:
-A la compañía LA PEZ por ‘El show de la Patera Rosa’,
Premio al mejor Espectáculo Callejero del Resto del Mundo:
- A la INDUSTRIAL TEATRERA por su espectáculo ‘Rojo’
Mención Especial:
- Al espectáculo ‘Maletas de ida y vuelta’, presentado por PRODUCCIONES JAVIER LEONI

Fotos: JAF.
El Brillo de los Días. Publicado en el diario La Verdad de Albacete. 31/5/2009.