29.3.09

Una historia, la verdadera, de los Hermanos Marx


La sonrisa del absurdo. La carcajada del disparate. El camerino a reventar. Marx Madera.

Eran cinco, les conocimos con cuatro y les quisimos para toda la vida siendo tres. Los Hermanos Marx no sólo han formado parte de nuestra infancia, adolescencia y madurez, han marcado sólidamente nuestro sentido del humor. ¿Hubiera existido el dios Gila sin esos antecedentes?, probablemente sí, pero algún gag de don Miguel hubiera quedado pendiente. "¡Contraseña!...¡Pez Espada!" y un enorme pez espada aparecía del interior de la gabardina de Harpo. En los tiempos de Chaplin, Harold Lloyd, Buster Keaton, Oliver & Hardy, tiempos duros donde había que reírse por decreto los Marx Brothers se salieron del guión, elevaron la parodia a límites inverosímiles valiéndose, eso sí, del recién estrenado cine sonoro. Julius Henry (Groucho), llego a ser en la pantalla el Capitán Geoffrey T. Spaulding, el Profesor Quincy Adams Wagstaff, Rufus T. Firefly, Otis B. Driftwood, Doctor. Hugo Z. Hackenbush, Gordon Miller, J. Cheever Loophole, S. Quentin Quale, Wolf J. Flywheel, Ronald Kornblow y por fin, Peter Minuit en su última película Marx, La Historia de la Humanidad, lo que le aproxima a otro gran disparate de Woody Allen: Zelig, un personaje que tiene la capacidad sobrenatural de cambiar su apariencia adaptándose al medio en el que se desenvuelve (mas o menos como José María Aznar, el Zelig de la política).

La Compañía Teatro Meridional llega al Teatro Circo de Albacete a contarnos la verdadera historia de los Marx, un espectáculo que partiendo de las figuras de los hermanos, sus películas, sus personalidades reales, crea una fantasía para las gentes de hoy y de aquí. En tiempos duros, la presencia del humor tampoco suele fallar.

Marilyn Monroe: "Adivina quien soy...", Groucho: "No me lo diga, ¿animal o vegetal?".

;">El Brillo de los Días. Publicado en el diario La Verdad de Albacete. 29/3/2009

24.3.09

Fernando López, el dilema del deshecho



"Yo el cuadro ya lo veo con la madera preparada, antes de pintarlo. Es más, lo veo ya en el contenedor".

Para Fernando López los valores tradicionales de la pintura, forma y color, no son nada mas que referencias genéricas. La concreción artística de esos valores se logra por otros medios que proceden del ámbito cotidiano, y no de la tradición artística. Sienta cátedra con ello y se regocija porque encima se acaba de descubrir una vena surrealista que desconocía. "Lo que hay que conseguir es que el espectador se quede mirando un cuadro, sea lo que sea. Cinco minutos mirando un paisaje es hacer un buen trabajo". Fernando López lo cuenta una mañana tomando un cortado en los despachos de la Galería ACDA, donde estos días presenta junto a Sebastián Navalón y Juan Paños sus últimos trabajos en The Waste Land, una muestra grupal donde el arte gotea en cada rincón de la pequeña galería. Fotos, esculturas y cuadros clamando por un arte participativo, gremial, alternativo, a elegir entre toda la oferta abierta del arte contemporáneo. Fernando viene de desarrollar un curso en la Universidad Popular sobre Arte y Medio Ambiente donde, entre el vaivén de un monumental autobús a la vieja usanza "piojera", explica a los cursillistas que una cosa es el artista que inventa una escultura y el arquitecto que hace una rotonda y otra cómo queda ésa plaza de la que ambos profesionales se han desentendido una vez acabados sus trabajos: "La escultura te la compras tu y la pones en tu casa, es un tema que nadie tiene porque opinar, es tu circuito cerrado y te la comes tu; pero como ciudadano, cuando estás todos los días viéndola cuatro veces en una plaza, ahí tiene que haber una opinión democrática".


El Pintor del Deshecho
En 1987, después de tres años de arquitectura, mirando de reojo Bellas Artes ("mis padres decían que allí sólo se fumaban porros y no se ganaba un duro", dice ahora escacharrándose) y bien curtido en el paisajismo y en la pintura de Miquel Barceló ("como todos los pintores que empezábamos entonces", confiesa) es invitado para un simposio de Arte y Medio Ambiente en Gijón que le cambia la vida. Un grupo de artistas, críticos e intelectuales están empeñados en apadrinar a artistas jóvenes para que adquirieran conocimientos ante la desconexión española latente y "protegerlos" a nivel institucional para que después girara cada uno por donde pudiera. Es la versión nacional de las transvanguardias, azuzadas por el artista italiano Bonito Oliva en un Manifiesto que propugna un eclecticismo subjetivo, en el que los artistas vuelven a un lenguaje pictórico clásico: "También le llamaban a aquello neo expresionismo, alternativa del expresionismo abstracto y, sobre todo, para evitar el arte conceptual que había desertizado las galerías y había convertido el mundo del arte en un cachondeo porque valía todo". Fernando López abraza entonces el paisaje como método de expresión y decide cambiar el soporte adoptando la madera, "pero no con la idea de recuperación ni nada de eso. Recogía maderas para hacer los bocetos de los cuadros grandes que quería pintar (las galerías piden siempre cuadros grandes y los concursos también). Lo hacía porque no tenía medios y las maderas me venían muy bien para las maquetillas". Luego llegaron los tiempos de adaptación a un estudio nuevo, buscarlo, montarlo, invertir un millón de pesetas en un espacio en Valencia, todo en un año, hasta empezar con las maderas, desde la pintura gótica, con fragmentaciones, pero ya recuperando material de los contenedores. Salir a la calle a recoger lo que sirviera.


"Me interesa el deshecho, porque la gente tira al contenedor madera-madera de árbol y dentro de poco no va a existir sino madera de aglomerado del Ikea". Siempre en un tono social. Fernando López se había convertido en el Pintor del Deshecho.

Equipo y Surrealismo
El Mercado y la situación es tan sumamente macabra, el sistema actual es tan duro, que no caben individualismos si no eres ya una estrella y aún así te puedes estampar. No hay cabida para una sociedad

romántica. Hace mucho tiempo que Fernando lo tuvo claro, lo practica y lo propone: " La gente más joven es la que se tiene que asociar por huevos, ésta gente de ACDA, por ejemplo, si no se asocian están muertos. Tengo conciencia de que el mío no es un trabajo único ni para una sola persona. Tampoco es un trabajo como antiguamente se creía: el de maestro y discípulos. Hay que establecer equipos de trabajo, es una fórmula de supervivencia, no estamos sobrados de medios ni de materiales. Kiefer y Barceló también lo hacen".

Es ahora, entre todos, cuando surge el ramalazo surrealista; aparece de una manera que es real y de un paisaje que es real, es decir, de la confrontación de dos realidades surge el absurdo: "También es verdad que Albacete es surrealista. Joaquín Reyes hace eso: sencillamente transforma lo que le viene de Albacete y lo transmuta en humor. Ha recuperado la parte cutre de Albacete para convertirla en un show". Fernando López recupera colores surrealistas y el discurso de Reyes termina siéndolo. Y el del sorprendente José Luis Serzo y el de Bleda y Rosa, dos fotógrafos aparentemente muy realistas pero también con ése toque bucólico de los campos de batalla o de fútbol actualizados en la desolación: hay que utilizar la memoria para ver algo en la foto. "O el membrillo de Antonio López -dice sonriéndo-. Si es verdad que jugamos con lo que hay, y lo que hay a veces es cínico o absurdo. Todos: Reyes, Bleda y Rosa, Serzo, yo mismo, hacemos un poco de magia, Frschhh!: ¡plum!, aparece y la dejamos ahí, expuesta. Nuestra labor de artistas se ha cumplido. Ahora le toca al espectador disfrutar de ello".

Fernando López prepara exposiciones inmediatas en Palma de Mallorca y la Galería Alba-cabrera en Valencia.

The Waste Land, un suponer




La impresionante imagen de La Losilla ilustraría por sí sola cualquier poema de Eliot con el que el trío de artistas formado por Juan Paños, Sebas Navalón y Fernando López presentan sus últimos trabajos en la galería La Lisa

te mostraré el miedo en un puñado de polvo

Es la loma esteparia que brota espectral en una tarde que avisa de problemas. Irreal, una tarde imposible, con la línea del horizonte ligeramente elevada como queriendo esconder predicciones. Pero es una fotografía. Una fotografía de Juan Paños.

Frente a ella, un poto catódico aferrado a un fragmento de granito. Es un arbusto metálico de interior. Dios sabe la semilla que habrá hecho posible el engendro. Dicen sus dueños que sólo querían ver la televisión, por eso la plantaron, la regaron y esperaron que apareciera la malla de cobre. Después de la floración ya no interesaba el telediario. Resultó ser Sebastián Navalón el dueño de la simiente. A Sebas no le gusta la televisión.


El portalón de madera andaba roído por la carcoma en un lateral del contenedor. A su lado, dos tazas de water con los raíles perfilados de antiguas aguas fecales y un viejo colchón de latex. Fernando López, el pintor del deshecho, acercó sus ojos de tigre al tablón deshauciado y descubrió el jardín del diablo impreso entre arrugas y desconches. Eran los colores de El Bosco que habían ocupado los viejos pinares del río. Fernando dio un fuerte estirón a la traviesa y se perdió entre el vocerío de la calle Tejares con el mamotreto diabólico. Eliot el poeta repitió la letanía:

te mostraré el miedo en un puñado de polvo



16.3.09

Bleda y Rosa, la mirada del observador


Los albaceteños acaban de obtener el Premio Nacional de Fotografía 2008


Ciudades. Hall de las columnas. Cnossos. 2001/ Bleda y Rosa

No estoy seguro de que haya ocurrido antes con alguno de los innumerables artistas albaceteños que guardamos en la memoria artística, pero, sin dudarlo un segundo, estoy por afirmar que ésta es una de las más grandes distinciones que la ciudad haya vivido jamás por alguno de ellos: el Premio Nacional de Fotografía 2008, concedido por el Ministerio de Cultura español.


Campos de Fútbol. El Ballestero.1992/ Bleda y Rosa

El jurado, formado por José Jiménez, Consuelo Ciscar, David Balsells, Alberto Martín, Horacio Fernández, Severino Penelas y Manuel Vilariño (ganador de la anterior edición), ha destacado que el trabajo de Bleda y Rosa supone una “renovación de la fotografía documental a través de una profunda reflexión sobre la relación entre memoria, espacio e imagen”. María Bleda (Castellón, 1969) y José María Rosa (Albacete, 1970) son autores de series como Campos Fútbol, Campos de Batalla, Ciudades u Origen y no son nuevos en esto de los reconocimientos. Han desarrollado su carrera profesional en Valencia y Londres, y sus obras se encuentran en las colecciones del Museo Reina Sofía, MUSAC, Centro Galego de Arte Contemporáneo o el Museo de Arte Moderno Colliure.



"El premio nos lo han dado -aclaran en una primera toma de contacto-, en teoría según el jurado, por nuestra renovación documental; no era una intención inicial, nosotros no hacemos una fotografía documental al uso. Sólo por el hecho de tomar fotografías en la mayoría de los casos ya estás generando un documento. Hombre, claro que nuestra fotografía tiene que ver con el documento, pero es porque nuestros trabajos tienden a ir a la historia, la memoria...".

Albaceteños
María Bleda, si es cierto que nació en Castellón ("una circunstancia", confiesa), pero sus padres son de Almansa, guardando además una estrecha relación con la provincia: Hellín, Tobarra, etc.; el caso de José María Rosa es el mismo de cualquier joven de la capital manchega que vive e inicia sus estudios en su ciudad hasta, como María, recibir la correspondiente alerta vocacional: "Estudiamos hasta COU y en lugar de decidirnos por una carrera, ya juntos, decidimos ir a la Escuela de Artes en Valencia, no para estudiar en concreto fotografía ("a mi me gustaba el diseño industrial", dice María); pero después de los tres años de comunes, al ir a escoger la especialidad ya teníamos claro que íbamos a escoger fotografía. No es la primera vez que vas a la universidad a hacer una carrera y acabas haciendo otra". Es la influencia de la propia iconografía fotográfica la que revienta sus vocaciones, la contaminación visual que perciben en la misma escuela de arte, ya antes en el cine, en la calle, en los pueblos manchegos y en la misma televisión y que trasladan a su pasión por la historia, la de los siglos, la que muestra los primeros poblados ibéricos, romanos, fenicios, la que cuenta las tribulaciones de conquistadores y conquistados: "Es una pena: todo el mundo sabe hablar y escribir, pero no escribe, todo el mundo sabe manejar una cámara, pero no se dedica a ello. Tiene que haber una intención detrás para una dedicación exclusiva. Cuando decidimos dedicarnos a la fotografía ya era una necesidad para nosotros. Ya era nuestro modo de expresión. Queríamos contar cosas y pensamos que la fotografía era el mejor modo de hacerlo".


Campos de Fútbol. Casas de Lazaro.1993/ Bleda y Rosa

Trayectoria
En 1992 comienzan el largo camino hacia lo que sería un dilatado y desarrollado encuentro de pasiones. Surge, como suele suceder, de un momento espontáneo (una fotografía, claro), un disparo intrascendente aplicado a un eral con una portería de fútbol comida por el tiempo y el abandono en El Ballestero, donde José María acude regularmente con sus padres; después llegaría Casas de Lázaro donde ya son siquiera tres palos junto a la tapia del cementerio, más tarde: Campos de Fútbol, su primer proyecto y exposición en la Galería Railowsky de Valencia. En 1995 ya reciben el primer premio Arte Joven concedido por el Instituto de la Juventud de Madrid.

El tiempo, que María y José María saben administrar con la paciencia del artesano marca laboriosamente sus trabajos: Campos de batalla, Ciudades y Origen, que con Campos de Fútbol componen su imagen de marca: Bleda y Rosa. Los premios, el reconocimiento, las exposiciones, han ido acumulándose y, ahora son tres, deciden marchar a Londres: "Vinimos por que era algo que siempre quisimos hacer. Nuestros compañeros de estudios siempre utilizaron las becas para viajar y conocer mundo mientras que nosotros las empleábamos para producción de obra. Al final vivir una temporada fuera se nos quedó pendiente. El año pasado nos lo planteamos seriamente: o lo hacemos ahora o no lo vamos a hacer".



Campos de Batalla. Almansa/ Bleda y Rosa


El Premio
A nivel mediático el premio intenta cambiar su apacible vida en Londres y su minucioso proceso de creación. Ahora aparecen en todos los medios y su trabajo ha pasado de tener una mínima presencia en un contexto determinado a ser reconocido y examinado incluso: " Nos ha venido bien ahora con el premio vivir en Londres, porque no somos muy de salir, no nos dejamos mucho de ver, si hubiéramos estado ahora en España no lo hubiéramos podido evitar, de eso sí que nos hemos librado. En las artes plásticas siempre hay alguien detrás de ti mirando que estás haciendo, preguntándose cual es la próxima parada. Nosotros en ése sentido somos muy tranquilos, intentamos no meter la pata, no con el resto de la gente sino con las premisas que nos marcamos nosotros".


Campos de Batalla. Calatañazor/ Bleda y Rosa

María Bleda y José María Rosa viven desde hace unos meses en Londres. Desde la distancia asisten complacientes a un premio, a un reconocimiento de su obra, el Premio Nacional de Fotografía 2008 que antes disfrutaron Alberto García Alix (1999), Chema Madoz (2000), Toni Catany (2001), Joan Colom (2002), Carlos Pérez Siquier (2003), Ramón Masats (2004), Ouka Leele (2005), Pablo Pérez-Mínguez (2006) y Manuel Vilariño (2007), por no mencionar otros ilustres antecesores (Vallhonrat, Rivas...). " De los premiados anteriores –dicen- con el que más nos identificamos, y de hecho ya lo reivindicábamos en nuestra etapa de formación, es con Humberto Rivas, para nosotros sus retratos tienen la misma carga del paso del tiempo, de desolación, que las fachadas que él fotografía".


Campos de Batalla. Navas de Tolosa/ Bleda y Rosa

El Método
Desde sus orígenes en el noble arte del disparo fotográfico, a los albaceteños les interesó explicar la relación entre el espacio y el tiempo, como en el caso de las Batallas, esos lugares guardados en la memoria colegial con un registro puramente didáctico pero nunca físico: ¿existiría de verdad, quiero decir si no se habría tragado la tierra, el lugar donde Carlomagno sufrió la afrenta de Roncesvalles?, ¿y Atapuerca, donde en la batalla murió el entonces Rey de Navarra, García Sánchez III?, o Calatañazor, donde hasta "el diablo lloró la caída de los moros", de los moros de Almanzor, para ser exactos. Los premiados recuerdan ahora aquellos primeras experiencias: "Desde los tiempos de la escuela siempre nos preguntábamos porque no existían imágenes actuales de esos campos; nos sabíamos las fechas y las características de la batalla, pero del lugar lo ignorábamos todo. Uno pasa mil veces por Almansa y sin embargo no conoce el lugar donde se libró aquella gran batalla épica".
Precisamente fue en Almansa, fotografiando los lugares donde tuvo lugar la victoria del Duque de Berwick sobre el ejercito del archiduque Carlos de Austría, cuando les surgió la idea de repetir la aventura fotográfica en otros lugares épicos que quedaría plasmada en su segundo gran proyecto. Después de Almansa llegaría la de las Navas de Tolosa, Covadonga, Roncesvalles: "Nuestra intención no fue hacer un documento de cada batalla. Nos interesaba quitar la gente, el ruido, el escándalo de la confrontación"; María y José María, cuatro ojos para una foto y un pensamiento común: "Nos formamos los dos al mismo tiempo. Nuestras inquietudes culturales son las mismas. Si no fuera así no estaríamos haciendo un trabajo en equipo. Trabajamos con una cámara grande (una Mamiya), con trípode, y eso hace que: lleguemos al sitio, plantemos la cámara, la movamos, el uno mire, el otro escoja, en realidad somos uno, somos bastantes democráticos, hacemos las fotografías que a uno y otro nos parecen bien. Las que coincidimos son las que salen. Pensamos antes el tema y lo estudiamos. Al final no es el acto de disparar en ése momento; existe un antes, el disparo y un después".


Origen. Homo habilis. Garganta de Olduvai. 2008/ Bleda y Rosa

Bleda y Rosa siempre buscan el paso del tiempo y, sobre todo, les interesa inventar el tiempo pasado, en cierto modo temporalizar lo que es la imagen, la factura fotográfica y darle más profundidad a nivel de tiempo y de memoria e historia con los pequeños guiños que puedan presentarse. En su última serie Origen, puede aparecer un resto fósil en medio de un paisaje que apenas es perceptible o puede aparecer algo muy contemporáneo como las paletas o las herramientas de un paleoantropólogo. "En realidad lo que hacemos es una aproximación al paisaje, al espacio físico, e intentamos hacerla siendo fieles a nosotros mismos pero también haciendo ver que el territorio no es algo que sólo nos pertenece a nosotros, a nuestra generación, o a un momento determinado, sino que es un constante denominador común a muchas culturas, a muchas generaciones, incluidas las prehistóricas, de las que no somos tan diferentes. La historia no tiene por qué ser conforme se nos cuenta, no siempre es una verdad absoluta en la cada uno de nosotros ve el objeto, el lugar, del mismo modo. No hay dos personas que cuando ven, como nosotros, un campo de batalla acaben leyendo exactamente lo mismo. Por ello intentamos dejar las fotografías lo suficientemente abiertas como para que el espectador se enfrente al paisaje de forma que pueda pensar o reflexionar sobre aquello que admite ése lugar. No queremos dar un mensaje cerrado”.


Actualidad
María y José María, desde Londres, preparan un viaje a Etiopía y Kenia, después de visitar Tanzania, para terminar definitivamente con Origen, su última gran serie. Desde la capital inglesa también les llegan noticias de su actual muestra en Sevilla Estancias del tiempo, promovida por el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo: "Son series surgidas de pequeños encargos, trabajos intermedios, campos de pruebas, fotografías que encajan con nuestra obra completa, al margen de los cuatro grandes bloques: Campos de Fútbol, Campos de Batalla, Ciudades y Orígenes. Trabajos relacionados con la arquitectura. Transversales. Hicimos algo muy curioso sobre Berlín para La Vanguardia por encargo de ellos. Todos estos trabajos, junto con los anteriores, están recogidos en un libro recopilatorio que acaba de ser publicado".

6.3.09

Flashing: Roger Fenton

La sombra sobre el Valle de la Muerte
La fotografía original es de Roger Fenton, la restauración de Dennis Purcell, el descubrimiento, para mi, de María Bleda y José María Rosa (recientes Premio Nacional de Fotografía 2008) que me indicaron la posibilidad de que fuera de las primeras fotografías documentalistas de la historia. La imagen es desgarradora y corresponde a la Guerra de Crimea donde Fentón fue enviado por su editor en Londres. Una carretera perdida, recién acabada la batalla, sembrada por las bombas de los cañones como un semillero del terror para el nuevo siglo que llegaba, el siglo XX

5.3.09

Joshua Bell, el violinista en el tejado

Anda por la red éste extraordinario documento del desasosiego y me sumo a su difusión por el profundo calado que escarba en lo más recóndito de nuestro carácter: la indiferencia.

Aquella podría ser una mañana más como otra cualquiera. Un sujeto entra en la estación de Metro, va vestido con un pantalón vaquero, una camiseta barata y se sitúa cerca de la entrada...
Extrae un violín de la caja y comienza a tocar con entusiasmo para toda la gente que pasa por allí, es la hora punta de la mañana. Durante los 45 minutos que estuvo tocando el violín, fue prácticamente ignorado por todos los pasajeros del Metro.
Nadie sabía, que ese músico, era precisamente Joshua Bell, uno de los mejores violinistas del mundo, ejecutando sin parar las piezas musicales más consagradas de la historia, con un instrumento muy especial, un violín Stradivarius, estimado en un valor de más de 3 millones de dólares.
Unos días antes, Bell, había tocado en La Sinfónica de Boston,donde los mejores lugares para el concierto costaban la bagatela de 1000 dólares la entrada.
Esta experiencia que ha sido grabada en vídeo, muestra a hombres y mujeres que caminan muy rápido, cada uno haciendo una cosa, pero todos indiferentes al sonido del violín...la iniciativa fue realizada por el Diario The Washington Post, con la finalidad de lanzar un debate sobre el valor del arte, y de su contexto.
LA CONCLUSIÓN: estamos acostumbrados a dar valor a las cosas cuando están en un determinado contexto. En este caso, Bell, era una obra de arte en sí mismo, pero fuera de contexto, un artefacto de lujo sin la etiqueta de la marca.

1.3.09

Joaquín Pascual: el crujido del cangrejo




el músico albaceteño inicia la recomposición de su carrera

Mercromina, el grupo creado en el mismo sepelio de Surfin´ Bichos se despedía hace tres años en una gira nacional rodeado de incondicionales; Desde entonces, Joaquín Pascual miembro original de las dos bandas ha sufrido algo así como el síndrome del espeleólogo, un descenso controlado hacia las gargantas de su propia obra creativa: el nacimiento de su último proyecto Travolta; la también emocionante última gira de despedida aplazada y cien veces reclamada de Surfin´ Bichos; el estreno de la película de Rogelio Abraldes, Buzos haciendo surf sobre la biografía del grupo albaceteño, un reconocimiento entrañable a la banda con unos resultados y una realización encomiables que ahora se pasea en festivales nacionales (estuvo en el último FIC de Gijón); otro estreno, Carreteras perdidas, que el propio Pascual creó y estrenó en Abycine, homenajeando a David Lynch, en septiembre de 2007 en compañía de Carlos Cuevas, Ana Galletero, Francisco Cuerda y José María Castillo (Travolta en conjunto), unidos a Rafa Caballero y Chema Fuertes y un coro de siete voces; dos grabaciones de Travolta, El efecto amor (2007) y Manual de Redención (2008), editadas por Mushroom Pillow y producidas por el incombustible asturiano Paco Loco, la última de ellas remasterizada en Nueva York por Nathan Fake, además de un sin fin de colaboraciones en bandas nacionales como Sexy Sadie, Ciudadano López...

La hora del cambio

Ahora, así, sentado tranquilamente en la cafetería del Gran Hotel de Albacete se le adivina el gesto del que toma aire, el sonido de los desayunos inunda la grabación pero escucho el bufido del cangrejo: "Voy a parar un tiempo, quizá un año. Descansaré y aprovecharé para hacer algún cambio en Travolta. También me apetece buscar una relación conmigo mismo y la música, quiero decir respecto al mercado, ventas, industria etc., quiero coger yo mismo las riendas de mi producción y no estar pendiente de cuando tiene que salir un disco o tocar en un concierto. No quiero decir que Travolta (su actual grupo) vaya a desaparecer, quiero decir que estoy cansado ya de mi relación con la música a nivel de negocio, no me apetece competir con nadie, sólo quiero hacer canciones y dedicarme a la música y disfrutarla, cuando estás en el negocio te preocupas mucho por las repercusiones: el grupo, mover a esas personas conmigo, implicar a gente en mis cosas, mis proyectos, creo que todo eso es lo que me ha agotado. No he parado desde hace muchos años. Pienso que ahora es el momento". Estaba viendo que algo fallaba, el negocio musical es muy exigente y poco agradecido. Las compañías de discos son una presión añadida. La palabra clave es competición: Joaquín Pascual, el Membri, está harto de competir.
 
Viejos tiempos

La carrera musical de Joaquín ha sido un torbellino de sensaciones, encuentros, acercamientos, "Ha habido grandes momentos humanos, positivos, como la época de Hermanos Carnales, de Bingo, en los que había algo más que música, un acercamiento muy humano entre nosotros. Momentos que tuve que reinventarme a mi mismo, como el de ahora que estoy encontrando una verdad que hacía tiempo no percibía, una verdad en la música y en la forma de encontrarla, tratarla, que hacía tiempo no sentía". A Surfin´Bichos, incluso a Mercromina, la crítica les trató como grupos de autor, minoritarios, de sensaciones muy tipificadas, utilizando ésa calificación que tanto exasperaba a su antiguo manager Manolo Rock: Son un grupo de culto. "Eso ha tenido su parte positiva. Nos obligó a no adulterarnos, si no hubiera sido por eso no hubiéramos podido volver como lo hicimos, cuando uno tiene en su vida profesional, creativa, un nivel en el que se puede acercar así mismo, de exigencia, que crea que estás dando lo mejor que puedes, eso hace que puedas mantenerte como músico". El joven que desde el escenario contempla la admiración de sus seguidores, la adulación, el triunfo de cercanías: "hemos tenido sensaciones de todo tipo y hemos jugueteado con todo tipo de cosas, algunas de ellas mejor que no lo hubiéramos hecho pero eso no te lo da la música, te lo da la vida. Es parte de tu equipaje vital.


El presente

Joaquín Pascual ha cambiado su vida en los últimos meses de una manera drástica. Este año termina sus estudios de Musicología en Salamanca y en sus ratos libres sigue componiendo en su propio estudio casero lo que será su próxima reaparición a cielo abierto, lejos de cualquier sima: "Son canciones desnudas que recreo con fuerza y espíritu, sin baterías, con guitarras acústicas, pianos, órganos, una autogestión musical, eso es lo que hago. No llevan la complejidad de mi obra anterior, es algo más sencillo". Para complicarse la vida sigue acariciando la idea de un musical en Teatro, una ilusión ancestral. Pienso que un año es demasiado tiempo para toda una vida dedicada a la música contemporánea, Joaquín murmura: "Una de las cosas que queríamos hacer en Mercromina fue música para una película porno pero en directo. Me gusta ése tipo de retos, ése tipo de encargos personales".

Utopía en Albacete

Manuel Valencia muestra estos días su obra inspirada en Oriente BotanicalPoems en la Galería de Arte Utopía Parkway de Madrid, en pleno centro de la capital. Antes lo habían hecho autores como José Bellosillo, Ignacio Evangelista, José Ferrero, Miguel Galano, Concha Gómez-Acebo, Fernando Martín Godoy, Chema Peralta, Alberto Pina o Merche Olabe, que hoy mismo también, y hasta el 8 de marzo, están en el Museo Municipal de Albacete. Algunos de ellos conocen la ciudad y su Feria porque han presentado su obra a nuestra bienal de septiembre. Es como una selección que nos ha presentado la galería que debe su nombre al poeta neoyorquino Joseph Cornell, aunque, que quieren, a mi el nombre también me suena a un popular disco aparecido a finales del pasado siglo de mis admirados Fountains of Wayne, cuestión de coincidencias. El estilo de sus artistas huye de etiquetas y precalificaciones, es de una frescura insultante y no sólo se remite a la pintura, aunque me quedo embobado contemplando el juego colorista de Chema Peralta y los retratos de Alberto Pina. Son como un equipo que presentan trabajos sin ninguna relación conceptual, en todo caso su juventud y los formidables cuadernos de sus promotores donde la dualidad pintura-fotografía es una pugna constante. Sale ganando el arte y, particularmente en éste caso, los visitantes de nuestro Museo Municipal. Un acierto.