25.1.09

Miguel Barnés, la expresión y la forma


Berliner El artista pasea con los ojos abiertos de par en par en Bosnia, recién acabada la pesadilla de una guerra entre hermanos, tratando de unir uno a uno los espacios fragmentados, recogiendo con sumo cuidado los trozos de la memoria desparramada. Mas tarde repite la operación en Burkina Fasso, donde la fragmentación la encuentra en el rostro africano del abandono y la necesidad; en los campamentos saharauis en la Hamada de Tinduf, tratando de controlar el polvo de una arena atormentada en un país desubicado y por fin la India, cobijado entre los rincones de un espacio infinito.
Esos años han cambiado su percepción creativa y ejerce la figuración como un recurso que se le supone. "De alguna manera buscaba fuentes de inspiración. En alguna ocasión tuve dificultades, entonces sale la supervivencia a flor de piel y te conviertes en una persona que acecha el entorno, hostil a veces. Eso afecta a la capacidad de creación". El artista es Miguel Barnés, albaceteño del mundo, que después de la larga excursión guarda sus lienzos entrañablemente comprendidos y regresa a sus orígenes: la abstracción y el expresionismo absoluto: acaba de descubrir Berlín.



Detalle del suelo de El Mugrón, estudio de Miguel Barnés

Berliner, la expresión y la forma
El último trabajo de Miguel Barnés se presenta el próximo martes, 10 de febrero en la sala de exposiciones de Caja Castilla la Mancha. "Lo de Berlín fue un enamoramiento a primera vista. El amor no se elige, son las circunstancias las que buscan el encuentro. Desde el primer momento Berlín me ofreció un filón de posibilidades a la hora de trabajar. Contactos con galerías y artistas. El ambiente me atrapó.

Ésta exposición es un homenaje a todos esos sentimientos". En cada cuadro Barnés muestra su cara oculta. Es el final del largo viaje. En ellos se refleja su obra anterior. "Yo quería ceñirme a las ideas básicas y reducir el lenguaje de tal manera que se hiciera cuanto más sencillo más comprensible a la hora de entenderlo. Hay referencias claras al Descenso a los Infiernos de Dante, a los grabados de Doré, al Duque de Berwick, a los historicistas como Tiziano, El Greco; he dado una vuelta de tuerca a los originales y los he llevado a mi territorio de abstracción que así deja de serlo. Los he transformado". A Miguel Barnés se le ha criticado el exceso de trabajo en su obra, de exprimirla demasiado. En su nueva imagen el pintor enlaza los primeros cuadros que pertenecen a la obra inmediatamente anterior con los últimos recién pintados. "Es como ir del negro donde asoma la luz, al blanco que casi aparece por primera vez en mi obra, sin cambiar nada el resultado final. Es un ejercicio de autocontrol que me ha gustado experimentar. En cierto modo he encontrado la solución de la continuidad, quiero decir que lo que me queda pendiente de uno lo plasmo en el siguiente". El artista vuelve a encontrar la frescura del gesto, de la mancha, del movimiento, de la figura, de la acción, dando posteriormente paso a la improvisación y la resolución: "No es nada definitivo. El mes que viene comenzaré a pintar obra nueva dentro de toda esa evolución".
El pintor de la utopía
Miguel Barnés llegó a Madrid a mediados de los setenta mediante un traslado conseguido como empleado de banca pero con el firme propósito de poder vivir de la creación artística. Su primer impacto fue la abstracción y el expresionismo absoluto del catalán Xavier Grau, componente del grupo Trama (Por una crítica de la pintura en la galería Maeght, en 1976); coincidió igualmente con la explosión en la capital de España de los expresionistas americanos, lo que marcaría para siempre sus objetivos. Cuando por fin dejó el trabajo de banca "tuve que venir a mi tierra para desde una posición más cómoda, familia, amigos y cercanías, iniciarme en serio en lo que ya era una vocación confirmada. Fueron tiempos duros y para mí, heroicos". Tras un periodo de aprendizaje del oficio, algunas exposiciones, premios y cierto reconocimiento llegaron los viajes y su primer contacto con Berlín: "De ése primer mes en el nuevo Berlín trató mi exposición Blauhaus en el Colegio de Arquitectos de Albacete, con las muy interesantes colaboraciones de Juan Siquier, Paco Cebrián y Andrés Gómez Flores. Fue un trabajo del que me considero muy orgulloso".

El artista ya comenzaba a sentirse muy cómodo con la pintura de acción, ése lienzo blanco en el suelo, cubos y brochas llenos de pintura donde encuentra el movimiento y el gesto que concuerdan un poco con la abstracción americana buscada pero también con la pasión de la aventura y el viaje a lo desconocido, a un no saber donde se va, experiencias que comienzan a darle un sentido y un valor a su obra: "Desde que tiré el reloj al auto-despedirme de Banesto hasta ahora mismo no ha cambiado ni así ésa intensidad de querer llegar y jugarte el tipo en busca del arte. Para mi la pintura se ha convertido en un universo grande donde yo formo parte. Ya no soy yo el que maneja la pintura, es la pintura la que me maneja a mi, a mi entorno, a mi familia, mis amigos y encima sigo aprendiendo como el primer día"

Preparados para el viaje. Son parte de Berliner



Todas las fotos de JAF, en el estudio El Mugrón, de Miguel Barnés; mientras, el estudio de arte de Rafael Siquier grababa el audivisual de la exposición Berliner, la expresión y la forma.

El Brillo de los Días. Publicado en el diario La Verdad de Albacete. 25/1/2009

24.1.09

Esculturas y Signos, de Benoit y Jean Baptiste Van de Hedde



“Quisiera presentar mi obra desnuda de palabras y explicaciones, envuelta en el silencio. Un silencio que busca los silencios, las palabras, los sonidos de otros silencios, un silencio que encuentre silencios…silencios aunados para sentir”, dice Benoit Van den Heede, un belga afincado en Letur que maneja la madera con la soltura del artesano medieval. Monjes de clausura, caballeros de cruzadas, atalayas de interior, cubos nidos y abrazos imaginarios que instala en la planta baja del Museo Municipal: “La madera es la materia a la que mi vida ha estado siempre vinculada, la mía y la de mis antepasados”, por eso luce la obra, porque es un compendio de sensaciones antiguas llenas de futuro.


Jean Baptiste, su hermano, es más pragmático: “Lo mío son signos que nos hablan de algo que tenemos todos dentro como formando parte de un patrimonio común y que sólo hace falta revelar a la luz”. Jean Baptiste utiliza el óleo y el carboncillo para sugerirnos sentimientos. Son como pancartas primitivas encontradas en alguna antigua tumba del Oriente Próximo, pero al mismo tiempo son mensajes de ahora mismo.


Integrantes del Colectivo Reactivo de Albacete han realizado prototipos para Victorio y Lucchino y para el arquitecto Michael Graves o para otro diseñador de moda como Martín Ruiz de Azua y gustan de manejar el granito belga, la madera, la forja y desde luego los signos, la escritura abstracta y las figuras no realistas en analogía con otras culturas primitivas. Y están y viven en Letur buscando, un decir, la paz interior. Lo de ambos es la vida en movimiento, la creación inesperada, la libertad de interpretar.

El Brillo de los Días. Publicado en el diario La Verdad de Albacete. 25/1/2009

Las otras fuentes de la memoria



Pedro Antonio Martínez Parra se ha convertido ya en el Luis Escobar de la memoria fotográfica. El albaceteño es un referente en la fotografía nacional desde hace muchos años, un profesional que ha ganado su prestigio disparando su nueve largo en el mismísimo escenario de la España de los cambios, en su caso sección Pop Español. Pero de ahí la comparación con el ilustre fotógrafo de la Memoria, porque la España que nos presenta en el Museo Municipal es la de una memoria tan rancia como la de Escobar; en el caso de Parra tupés, minipulls, paquetones, capas, melenitas Principe Valiente –como Bardem en la película de los Cohen-, floripondios y calcetines hasta las rodillas –la tanqueta de Móstoles-. Desde luego él no tiene la culpa, en todo caso aquella España que vivimos algunos y que produce rubor al ver el magnífico trabajo del periodista que estuvo allí. Su obra es tan impecable que no distingue protagonistas, sólo disparaba la cámara porque eran famosos y bastante culpa tenía si Encarnita Polo se subía a una escalera en minifalda en Noches del Sábado o si Rosa Morena cantaba no se qué de una gallina. Cuando ya casi tenía olvidadas algunas de esas vergüenzas nacionales Pedro Antonio me dio la tarde.


Foto: Los Canarios, de Pedro Antonio Martínez Parra


El Brillo de los Días. Publicado en el diario La Verdad de Albacete. 25/1/2009

16.1.09

¿Fue un sueño o realmente existió Sade?



El brillo de los años los luce Sade Adú, aquella cantante nigeriana que nos destrozó el corazón cuando en 1984 apareció Diamond Life, un disco para escuchar, ahora que la nieve acompaña, frente al fuego.


Lo curioso es que la cosa no iba por ahí aquellos días. Ya estaban los Smiths, The Police, Prince o el consumado pop de Andy Partridge, de XTC, otra banda que ha envejecido muy dignamente. Pero Sade, a lo que vamos, era un raro espécimen entre el poperío; una cantante de cabaret caro, luminosa, espléndida y con aquellos brillantes y enormes labios que lucía como un inalcanzable colchón de espuma, efervescente, burbujeante: Aquellos años, Sade les ganó a todos y a todas en el establishment. Elegante como un lince sonreía pocas veces y en cuanto pudo se quitó de en medio.

Por aquel entonces casi todos teníamos en casa el nuevo invento audiovisual, el video Betamax. Fue un desastre que la guerra del formato la ganara VHS porque muchos tuvimos que sufrir una rápida carrera contra reloj hasta que aguantaron las unidades. Luego llegó la otra carrera, la de la búsqueda de intercambios de aparatos que aún hoy continua (ya he reventado dos) y tuvimos que tragarnos cientos de aquellos video-clips. Sade fue la emperatriz del Betamax, luciendo palmito en Smooth Operator, persecución a punta de pistola en los bajos fondos incluida. La canción alertó a toda la crítica porque ella rompía todos los cánones vigentes.

Su voz, extremadamente sensual, retumbaba con la cadencia de la espuma, parecía salir de una confidencia íntima, con aquellos apuros de garganta tabaquera que acentuaban su cercanía, su lamento de mujer engañada. Stuart Matthewman soplaba el tenor con la perversión de quien desnuda una ninfa, el resto de la banda mirando al tendido. Ahí había feeling. Luego llegaban Your love is king o Hang on to your love y se confirmaban todos los presagios: Sade era una reina. El disco permaneció 98 semanas en las listas británicas y 81 semanas en las listas americanas. Siuoxie quedó relegada a princesa de Mordor.

 Sus siguientes elepés siguieron la tónica del primero: el éxito, la sorpresa, la admiración. Sade seguía siendo la misma mujer pantera envuelta en enigmas: ¿la ley del mínimo esfuerzo cobijada en una impresionante planta?, ¿una música que podías escuchar en cualquier hotel de lujo londinense?, ¿hollín almíbarado?... Sade convertía su espontaneidad en puro artificio, simplemente había encontrado la fórmula del pop con un puñado de canciones convincentes y los excelentes profesionales que le acompañaban se limitaban a seguir esas directrices en ningún caso equivocadas. Cuando a la cantante nigeriana le apuraron las causas terrenales las canciones cayeron en una depresión insufrible. "La princesa está triste", decíamos, las canciones también, la reina del cool nos regalaba antes un par de discos, demasiado separados en su edición, que avisaban de su desidia a los laureles. Paradise, formaba parte de ellos, pertenecía al álbum de 1988 Stronger than pride, ya habían comenzado las ausencias pero el tema era un arpón a la médula espinal, un cohete y un regalo para los pinchadiscos, no digamos ya en su versión 12 pulgadas.

 Decidió tomarse otro periodo de descanso tras una gira por Estados Unidos y luego se quedó embarazada. "Me pareció que mi hija era más importante que mi carrera", contaba Sade en una breve reaparición hace ahora ocho años. "En todo este tiempo no he dejado de cantar, pero en mi casa", contó cuando le preguntaron si los ocho años anteriores no era demasiado tiempo para que una cantante esté callada después de haber vendido 40 millones de discos.

Ahora, a punto de cumplir 50 años, se le sigue echando de menos. Helen Folasade Adu sigue viviendo en Londres, escuchando aquellas cantantes que le clavaron la música en las entrañas, Nina Simone, Peggy Lee o aquella americana con vida y carrera similar, Astrud Gilberto, que un día viajara a Brasil disfrazada de gatita siamesa y devorara todo lo que se movía alrededor. Para una mujer, Sade, que ha sido tan celosa de su intimidad como si al descubrirla se desvelara cómo es posible que hiciera una música tan irresistible llama la atención su última aparición pública en abril del año pasado: desnuda en el número de la revista británica Easy Living para concienciar a las mujeres de la importancia de la prevención del cáncer de mama, sobre todo entre las más jóvenes. Desde Lover´s Rock en 2000 no ha habido otras noticias de ella. Éste viernes 16 de enero cumplirá 50 años. Sus canciones, su presencia, se han convertido en un sueño.


El Brillo de los Días. Publicado en el diario La Verdad de Albacete. 18/1/2009

4.1.09

Algunas celebraciones que llegan con 2009

Aniversarios de Eric Clapton, Rolling Stones, Buddy Holly, The Clash...



Los primeros aromas que nos ofrece el nuevo año son absolutamente campestres y con un fuerte olor a boñiga: acabamos de entrar en el Año del Buey, según el horóscopo chino. Sin embargo contrasta esta realidad bucólica con la celebración éste año de dos efemérides musicales de alto voltaje, el bicentenario de la muerte de Joseph Haydn y el 250 aniversario del fallecimiento de Georg Friedrich Händel, aparcados en su comentario para instintos más autorizados.
A lo que voy es que éste tipo de incongruencias, la boñiga y Händel, son un retrato de la vida misma, con su entorno doméstico y sus escapadas vitales; ejemplo hoy mismo: bajo a comprar el pan escuchando en el iPod a Blind Faith, que por cierto, en 2009 se cumplen 40 años de su nacimiento como grupo insignia de la historia del Rock. Los más jóvenes puede que no lo sepan pero este acontecimiento no fue baladí, no fue una simple puesta en marcha de cuatro músicos que quieren formar un conjunto y luego se hacen famosos. No, Blind Faith (Fe Ciega) ya eran muy famosos antes de constituirse como combo musical. Eric Clapton, sin ir más lejos, ya había sido bautizado como God (Dios) o Slow Hand (Mano Lenta) en las paredes del Londres de mitad de los años 60, fueron pinturas fetichistas que luego llamaron grafitis alabando al recién estrenado guitarrista del bluesman John Mayall y en su explosión vital con The Yardbyrds, es decir, mucho antes de formar aquella locomotora humana llamada Cream (La Crema). Stevie Winwood, otro de los componentes de Blind Faith, ya había debutado con 15 años en la banda de un tercer padre del blues, Spencer Davies. Era tan bueno en los teclados y cantando que eclipsó totalmente a su líder, que nunca supo reaccionar ante aquella avalancha de frescura y originalidad. La historia lo engulló. Winwood formó rápidamente Traffic y se enfrentó circunstancialmente al poderío de Cream. Traffic y Cream fueron las grandes bandas del rock de los sesenta, alternativa genial a la dictadura de otro músico que iba por libre y casi acabó con todos: Jimi Hendrix (en 2009 se celebra el cuarenta aniversario de la edición de su último disco oficial: Band of Gypsies). Los otros miembros de Blind Faith fueron Ginger Baker, un batería llegado del jazz que se hizo famoso en Cream, con eso se dice todo y Rick Grech, un bajista y violinista que reclutaron de una estupenda banda británica, The Family a los que abandonó en medio de una gira en Estados Unidos. Blind Faith sólo duró un elepé oficial, pero su reclutamiento supuso un antes y un después en la cronología del rock porque inmediatamente todos los grandes músicos imitaron la fórmula, dejaron sus respectivas bandas y así nacieron Led Zeppelin, Deep Purple, Crosby, Stills, Nash and Young, etc.,

Personalmente, muy personalmente lo confieso, celebraré en 2009 el cuarenta aniversario de la muerte musical de los Rolling Stones. Me explico: muerte, muerte, fue lo que le ocurrió a Brian Jones, su miembro más inspirado, al que en febrero de 1969 encontraron dándose un baño en su piscina, buceando unas cuantas horas sin salir a respirar ni un segundo. Hasta entonces, los Stones habían marcado la pauta del mejor rythm´n and blues blanco escuchado en directo y desde su álbum Aftermatch, en el que ya explotó Jones, la alternativa más sólida a la hegemonía de los Beatles en la composición de temas propios. Es verdad que al tipo se le fue la mano, como a tantos otros, con los alucinógenos y a última hora, en 1969 precisamente, no estaba para muchos compromisos (Jagger y Richard, que tampoco fueron angelitos precisamente, eran entonces una minutada computadora creativa), pero también es cierto que desde entonces hasta hoy, tiene guasa la cosa, los Stones se limitaron a explotar la misma fórmula encontrada en el álbum Sticky Fingers que si al principio tuvo su garbo a fuerza de repetirse, para muchos, entre los que me cuento, acabaron aburriéndonos. Este aniversario, el cuarenta ya digo, acabaré levantando mi copa por Brian.

En 2009 también se celebra el 50 aniversario de la muerte de Buddy Holly. Seguro que el siglo XXI no es como hubiera pensado Buddy. No. Menos aún como había soñado una fría noche de febrero del año 59 Tommy Allsup, el verdadero héroe de aquel accidente de aviación. Tommy era un marcavacas de Texas que manejaba con cierta destreza la guitarra. A éste vaquero se le apareció la Virgen del Sofoco en forma de pajilla larga a la hora de sortear quien subía con Holly en un cacharro con alas que les llevaría a su próximo bolo en Iowa. La pajilla corta la exhibió Richie Valens. Murieron los del armatoste y Tommy pensó que la historia del rock and roll era así de caprichosa y que había recibido un mensaje divino que le llevaría a la gloria: Nooo. No hubo gloria para Tommy, que aún está rezando, y prácticamente ya para ningún músico que exhibiera aquellas canciones, pelín pedantes, en los que entre unos y otros habían convertido el torbellino iniciado unos años antes por Chuck Berry, Jerry Lee Lewis, Willy Dixon, Fats Domino o Little Richard: la música de rock and roll.


Ya puestos, el que quiera puede celebrar además este año el cincuenta cumpleaños del día que le regalaron una batería a un mozalbate llamado Richard Starkey, Ringo para los amigos o el treinta aniversario de Madness (mi amigo Gea seguro que coge una cogorza) o, y esto es serio, los también treinta años que hace que se editó London Calling, el mítico álbum de los Clash. Ésta juerga me la reservo para mi mismo y además entre boñigas.


El Brillo de los Días. Publicado en el diario La Verdad de Albacete. 4/1/2009

3.1.09

Sergio Copa se estrena con Albashit Top Dog


Sergio Copa es un mc, un especimen de lenguaraz musical, con suficiente experiencia para haber acometido la probable aventura de editar un disco. El título ya es una proclama: Albashit Top Dog, que en el mejor estilo emecero significa arengar la juerga, condenar la trivialidad de lo cotidiano y pregonar la fiesta de la vida, todo ello bajo el influjo al parecer inevitable de su ciudad, Albacete. Tiene su aquel éste sincero impulso localista porque Copa se ha baqueteado en lugares tan poderosos en éste género musical como Chicago donde residió algún tiempo y porque ha cultivado unas relaciones francamente interesantes dentro del estilo, caso de DJ Toxic B, el cotizado artista alicantino del club Jendrix y un puñado de amigos de todas las geografías que se combinan platos, dubs, loops y rayaduras, ejem...scratches. El resultado ya lo decimos: bueno, francamente bueno, divertido y con muchos detalles. La portada es un punto y algo tendrá que ver Laura Vico a quien cada vez vemos más y mejor en estos mundos. "Albashit Top", como dice Sergio: "Todos somos chichotes y todos somos mundeques".

El Brillo de los Días. Publicado en el diario La Verdad de Albacete. 4/1/2009

1.1.09

Flashing: Alex Blake, el bajista ante el penalty


6 de la tarde, tres horas antes de comenzar el concierto, probando sonidos y cuerdas. Alex Blake ha cruzado el Atlántico un día antes y está dispuesto a enfrentarse a Occidente. No hay problema, disfrutará una vez más como lo hace cada miércoles en el Puppets Jazz Bar de New York. Hoy lo hará acompañando a Randy Weston, todo un clásico. Blake estará espléndido. J.A. Sotos, el fotógrafo, sabía que iba a ocurrir cuando disparó su cámara en pleno relajamiento. El jazz regala a veces algo más que música